Uno llega a uno de estos magníficos restaurantes que se han puesto tan de moda para los amantes de las ensaladas y comienza a diseñar su ensalada frente al mostrador. Primero, unas espinacas en la base; luego, un poco de rúcula; después atún, huevo, queso feta y unos tomatitos. "¿Quiere alguna salsa? Tenemos mostaza con miel, salsa césar...", pregunta el camarero antes de rematar la faena. "Por supuesto", respondes mientras ves cómo medio litro de salsa césar cae sobre el cuenco que devorarás con fruición en unos minutos.
La salsa que acompaña a las ensaladas es el ingrediente que habitualmente pervierte estas preparaciones culinarias. Así lo advirtió hace unos meses la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) cuando analizó 22 marcas distintas que podemos encontrar en los supermercados. Si acudimos a la etiqueta de una de estas preparaciones industriales que incorporan salsa de mostaza podemos comprobar que precisamente la mostaza brilla por su ausencia. En cambio, sí incluyen ingredientes tan poco recomendables como el azúcar, aceites vegetales, almidones modificados, y algunos extractos de ajo y cebolla en polvo.
O lo que es lo mismo, estaríamos incorporando a un plato saludable una salsa ultraprocesada y elevando su contenido calórico.