El cobre es uno de los minerales necesarios para que el organismo pueda desarrollar alguna de sus funciones más importantes. Pero, ¿cómo podemos adquirirlo? Lo cierto es que muchos alimentos contienen cobre, por lo que es bastante fácil obtenerlo de forma natural. Entre los más ricos en este micronutriente: mariscos, vísceras, nueces, legumbres, cacao, frutas y verduras y la pimienta negra.
"La vida ha evolucionado en esta presencia natural y los seres humanos han desarrollado mecanismos incorporados para controlar los niveles de ingesta. El cobre es necesario como parte de una dieta equilibrada y es importante para los médicos y nutricionistas", afirma el European Copper Institute.
Este mineral aporta beneficios al organismo: ayuda en la formación de glóbulos rojos, a mantener saludables las células nerviosas, apoya al sistema inmunológico, favorece la formación de colágeno (una proteína que ayuda a formar huesos y tejidos), absorbe hierro en el cuerpo y convierte el azúcar en energía. Según la OMS, la cantidad recomendada de ingesta de cobre es de 20 mg por kilo de peso corporal para adultos y 50 mg por kilo peso corporal para niños.
A continuación, algunas de las funciones que cumple el cobre en nuestro organismo:
Ayuda en la producción de colágeno. Dado que el cobre tiene propiedades antioxidantes, los investigadores creen que puede ayudar a prevenir el envejecimiento de la piel. Niveles suficientes de cobre ayudan al cuerpo a reemplazar los tejidos conectivos dañados y el colágeno necesario para mantener unidos los huesos, lo cual se debe a que el colágeno es la principal estructura competente en el espacio entre los tejidos conectivos y los huesos. Los niveles insuficientes de colágeno pueden provocar disfunción de las articulaciones y degradación de los tejidos conectivos.
Acción antioxidante. Los científicos han planteado la hipótesis de que el cobre puede tener propiedades antioxidantes y que, junto con otros antioxidantes, una ingesta saludable puede ayudar a prevenir el envejecimiento de la piel. Además, esta acción antioxidante puede ayudar a reducir la producción de radicales libres, culpable de dañar las células y de favorecer algunas enfermedades.
Fortalece la función inmune. El cobre es un elemento fundamental para la producción de los glóbulos blancos neutrófilos, tan importantes para combatir las infecciones. Por eso, ingerir la cantidad adecuada de cobre, ayudará a mantener un buen nivel de neutrófilos, y, en consecuencia, a mejorar la protección frente a enfermedades infecciosas.
Ayuda a la salud ósea. Existen indicios de que el cobre es un elemento fundamental para cuidar nuestra salud ósea. La deficiencia severa de cobre se ha relacionado con un mayor riesgo de osteoporosis, osteopenia y disminución de la densidad ósea. La osteoporosis es una condición que debilita los huesos y los hace susceptibles a fracturas. La osteopenia hace que la densidad mineral ósea sea más baja de lo que debería ser y se considera un precursor de la osteoporosis.
Niveles bajos. Como hemos visto, el cobre cumple funciones importantes en nuestro organismo. Por lo general, es difícil sufrir deficiencia de este micronutriente, ya que el cobre se encuentra en muchos alimentos, por lo que la mayoría de las personas tienden a consumir suficiente. Sin embargo, hay ciertos grupos de personas que pueden tener dificultades para obtener suficiente cobre. Estos incluyen a las personas con enfermedad celíaca, las personas con la enfermedad de Menkes (un trastorno genético poco frecuente) y las personas que toman altas dosis de suplementos de zinc, ya que este puede interferir con la capacidad de absorber el cobre.
En estos casos, la deficiencia de cobre puede provocar algunos efectos negativos, como anemia, propensión a contraer enfermedades infecciosas, temperatura corporal baja, fragilidad y fracturas de hueso, osteoporosis, pérdida de pigmentación de la piel o problemas tiroideos.