Los espaguetis están en tu vida y en la mía desde nuestra más tierna infancia. A priori, lo que siempre se ha pensado de ellos es que, al igual que los macarrones u otro tipo de pasta, eran una excelente fuente de carbohidratos que podíamos engullir con tomate, a la carbonara o con pesto. Lo cierto es que, al igual que ocurre con el pan, otro alimento que tiene una excesiva presencia en nuestra dieta, los nutricionistas no los recomiendan porque están elaborados principalmente con harinas refinadas.
¿Qué es una harina refinada? Pues una variedad de harina que, en lugar de utilizar el grano de trigo entero, ha sido despojada del germen y el salvado, las dos partes en las que se encuentran los nutrientes más interesantes, entre ellos la fibra. En cambio, sí posee un porcentaje bastante elevado de almidón, que se encuentra en el endospermo, la parte del grano de trigo con la que se elabora la pasta. El problema es que el consumo de alimentos ricos en almidón como el pan o la pasta ha sido relacionado con la obesidad y el sobrepeso o con enfermedades como la diabetes tipo 2.
Así, la alternativa pasa por el consumo de pasta integral. "Igual que ocurre con el pan, la pasta más saludable es aquella cuyo primer ingrediente es integral y conserva todas las partes del grano", explica Marián García (Boticaria García) en su libro El jamón de York no existe (La Esfera de los Libros, 2019).