Durante los últimos años, cada vez son más los consumidores interesandos en el origen de los alimentos en España. Si bien anteriormente esta información era poco importante, la guerra por mejorar el etiquetado alimentario e incluir datos sobre el origen de lo que se consume ha ido recrudeciéndose cada vez más.
Como bien apunta la OCU, esta información es relativamente fácil de encontrar en el caso de alimentos frescos (aceite de oliva, agua mineral, carne, frutas, verduras, huevos, miel o pescado y marisco), pero no tanto en aquellos mínimamente procesados y sobre todo en el caso de los ultraprocesados: no es lo mismo el origen del alimento, su elaboración o su envasado.
Y, además, la normativa actual no obliga a indicar el origen de todos los alimentos; un ejemplo llamativo que comenta la misma OCU es el de la naranja y el zumo de naranja: sí es posible saber el origen de las naranjas que se compran en el súper, pero no es obligatorio indicar el origen de las naranjas usadas para elaborar un zumo de naranja del mismo establecimiento.
Esto implica que en los supermercados se de una curiosa paradoja: alimentos teóricamente españoles, pero que realmente no lo son o al menos no se especifica así en su etiqueta. He aquí algunos ejemplos.