Pasan las navidades y comienza un año nuevo. Entre los muchos propósitos para el nuevo año, uno de los más comunes es el de perder peso. Muchas veces, la causa es meramente estética, pero es cierto que en muchos casos es necesario por motivos de salud, ya que la obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo muy importantes en relación con algunas enfermedades.
Sin embargo, y a pesar de muchos esfuerzos, lograrlo no siempre es fácil. En muchos casos, esta dificultad se ve multiplicada al tomar como ciertas algunas creencias que no lo son. Aquí te contamos algunas de ellas.
"Mejor no desayunar"
Existe una idea compartida por muchos de que el saltarse el desayuno es una estrategia adecuada para perder peso. El fundamento en el que se basa esta idea es que si se omite una comida, se ingieren menos calorías. Sin embargo, no es algo tan sencillo como parece, según algunas evidencias científicas.
Un estudio publicado en 2010 analizó la información sobre la ingesta de alimentos de 2.184 adolescentes. Veinte años después, los investigadores volvieron a solicitar la misma información. La comparación de los datos demostró que los participantes que se saltaron el desayuno durante la niñez y la edad adulta tendieron a tener circunferencias de cintura más grandes, niveles más altos de insulina en ayunas y niveles más altos de colesterol total.
Estos hallazgos son coherentes con los obtenidos en una revisión sistemática y un metanálisis de 2020 que apareció en la revista Obesity Research & Clinical Practice. Después de analizar los resultados de 45 estudios anteriores, los autores concluyeron que, en efecto, saltarse el desayuno aumenta el riesgo de sufrir sobrepeso u obesidad.
"Toma alimentos quemagrasas"
Es bien conocido que existen a los que se les atribuyen propiedades quemagrasas. Entre ellos, podemos encontrar piña, lechuga, sandía, aguacates, espárragos o té verde entre otros.
Este mito nació en los años 90, de la mano del Dr. Neal Barnard, autor del libro Alimentos que le hacen perder peso: El efecto 'anticaloría'. En él, defendía que la digestión de estos alimentos requiere, es decir, calorías, de las que proporcionan.
Sin embargo, la realidad es más complicada, y no existen evidencias de que estos alimentos puedan ayudar a adelgazar. Es más, abusar de ellos puede generar desequilibrios en la dieta y que se prive al organismo de otros otros alimentos que aportan nutrientes absolutamente necesarios.
Evita los alimentos grasas
El mayor problema de esta creencia es que lleva a pensar que todas las grasas son iguales. Y nada más lejos de la realidad, como demuestran múltiples estudios. Al contrario, existen diferentes tipos de grasas, que comúnmente se conocen como "grasas buenas" y "grasas malas".
Entre las primeras, encontramos las monoinsaturadas, que ayudan a controlar los niveles de azúcar, mejoran el sistema inmunitario por su contenido de vitamina E y ayudan a mantener y desarrollar las células del cuerpo; y las poliinsaturadas, que ayudan a disminuir el colesterol malo, por su conteido de grasas omega 3 y omega 6.
Entre las segundas, tenemos las grasas saturadas y trans, que pueden aumentar los niveles de colesterol malo, y, por tanto, afectar al sistema cardiovascular. Además, otra realidad es que la grasa proporciona alrededor de 9 calorías por gramo, en comparación con solo 4 calorías por gramo de carbohidratos o proteínas. Por ese motivo, siempre que no consuma en exceso, no tiene por qué dificultar la pérdida de peso.
Por último, muchas personas buscan reducir el consumo de grasas consumiendo alimentos etiquetados como "bajo en grasas". Sin embargo, no son pocas las ocasiones en las que para compensarlo, contienen una mayor cantidad de azúcar o sal añadidos. Por ese motivo, revisar el etiquetado es siempre muy importante.
"Toma solo azúcares alternativos"
Una creencia muy extendida es que hay algunos azúcares más sanos que otros. Por ejemplo, es común considerar que los azúcares de la miel son más saludables que el azúcar blanco. Sin embargo, la realidad es que nuestro organismo los procesan de la misma manera, independientemente de su fuente. El intestino reduce todos los azúcares en monosacáridos.
En lugar de analizar el procesamiento del azúcar, es más importante tener en cuenta la cantidad de azúcar en cualquier alimento, ya que todos los tipos de azúcar aportan alrededor de 4 calorías por gramo.
Siguiendo con el azúcar, es cierto, como hemos visto, que posee un alto contenido de calorías. Sin embargo, una persona que busca perder peso no necesita eliminar sin piedad el azúcar de su dieta. De hecho, es muy difícil eliminar todo tipo de alimentos azucaradps de la dieta, ya que muchos cuentan con ellos de forma natural, incluidas las frutas. Lo mejor, en cualquier circunstancia, es evitar alimentos con azúcar añadido.
"Concéntrate en zonas específicas"
Muchas personas lo que realmente quieren es perder la grasa de una determinada zona, como la abdominal o de los muslos. El problema es que, lamentablemente, esto no es posible. Todos los cuerpos responden de manera diferente a la pérdida de peso y no podemos elegir qué acúmulos lipídicos se consumirán primero.
Sin embargo, si la pérdida de peso se combina con ejercicios para tonificar un área en particular, puede dar la impresión de una pérdida de peso más específica de la región.