Llevar un estilo de vida saludable durante los 365 días del año es, prácticamente, imposible. El estado de ánimo, las reuniones sociales y nuestros propios gustos pueden llevarnos a tomar ciertos alimentos de vez en cuando que no son saludables. Tampoco es necesario ser perfecto o vivir obsesionado con este aspecto de la salud. La comida también se disfruta y eso es uno de los pilares de la cultura de España: la gastronomía.
Aunque no debemos pensar en la alimentación saludable como un castigo, muchos de nosotros recurrimos a una pizza o a una hamburguesa cuando queremos ponerle los cuernos. Es decir, lo que encontramos más a las antípodas. Estos alimentos, aunque son un derroche de azúcares y grasas saludables, no van a terminar con nosotros si los tomamos muy de vez en cuando y si la inmensa mayoría de nuestra dieta es saludable.
Ahora bien, abusar de ellos nos acercará al aumento exponencial de peso, a la obesidad y, finalmente, las enfermedades cardiovasculares. Por eso, lo mejor es dejar de pensar en estas comidas como premios al esfuerzo y a la paciencia. Normalmente, esto pasa porque intentamos llevar a cabo dietas demasiado restrictivas para adelgazar rápido, pero que acaban por saturarnos.
Hamburguesas y salsas
Cuando esto pasa es frecuente que acabemos con una hamburguesa entre las manos lamiendo las gotas de kétchup y mostaza que caen de ella. No todas las opciones en cuanto a hamburguesas son iguales y unas tienen menos azúcares y grasas saturadas. ¿Cuál es la mejor de todas? Pues la que puedas hacerte en casa con productos de calidad y salsas en las que se controle la cantidad de azúcar que se emplean.
El daño que una hamburguesa pueda hacer en nuestro cuerpo va aumentando de manera proporcional a algunos de los ingredientes que lleve. Es decir, si le añadimos mucho kétchup estaremos poniendo una cantidad mayor de azúcares en la receta y lo mismo pasa con la mostaza, la mayonesa o la salsa barbacoa. Sin embargo, podemos añadir cuanta lechuga, tomate, cebolla o pepinillos aguante la estructura de este bocadillo.
En el libro Comer es fácil si sabes cómo (Planeta, 2021), Luis Alberto Zamora y Alberto Herrera explican que la hamburguesa que más engorda es la que lleva bacon y queso. Esta delicia cuenta con nada menos que 787 kilocalorías, pero debemos tener en cuenta que cuando nos comemos una de estas también añadimos un refresco azucarado, muchas salsas y, por supuesto, una montaña de patatas fritas.
Nutrientes poco interesantes
Por detrás de esta, se encuentra la hamburguesa de un cuarto de libra de carne, que contiene 668 kilocalorías; después, la hamburguesa con doble de carne, con 521 kilocalorías; a continuación, la hamburguesa de pollo, con 440 kilocalorías; y, por último, la hamburguesa básica con queso, con 305 kilocalorías. La cantidad de carne y de otros productos cárnicos, como el bacon, elevan el número de calorías y también el de grasas saturadas.
Las hamburguesas son alimentos que contienen una gran cantidad de energía y pocos nutrientes verdaderamente interesantes. La gran mayoría de sus calorías provienen de azúcares y grasas saturadas, que están relacionadas con los factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular. Por esta razón, sólo debemos sucumbir ante ellas en ocasiones puntuales.
Si tenemos que perder algunos kilos es mejor que ese adelgazamiento provenga de la incorporación de una serie de hábitos saludables, tal y como explica el nutricionista Daniel Ursúa en esta entrevista para EL ESPAÑOL. Las dietas con demasiadas prohibiciones son malas porque muchas personas las abandonan cansadas. Por ejemplo, mucha gente que está a dieta elimina las legumbres y los frutos secos porque tienen muchas calorías. Sin embargo, son alimentos que sacian por su alto contenido en fibra y pueden ayudar a adelgazar manteniendo una buena salud.