Arroz blanco, jamón cocido y yogur natural: este es el menú tradicional que hemos dado durante años en España a las personas que se ponían malas de la tripa. El objetivo de esta monótona alimentación es poner fin a los desagradables vómitos y diarreas. Sin embargo, cada vez más profesionales e instituciones de salud se plantan frente a la dieta blanda: lo más importante es volver a comer con normalidad cuanto antes.
Durante estos molestos episodios de vómitos y diarreas pueden perderse nutrientes y líquidos que son importantes para la salud. Por eso, es importante reincorporarlos a través de una alimentación normal; eso sí, cuando la persona tenga ganas y no coma a la fuerza. Ingerir estos alimentos mientras todavía tenemos náuseas o malestar pueden ocasionar nuevos vómitos o rechazo a estos alimentos.
"Hay una generación a la que le obligaron a tomar manzanilla cuando se encontraba mal. Muchas de esas personas relacionan esta infusión con los vómitos y, cuando la huelen, sienten arcadas por un reflejo simple", explica Vicente Baos, médico de atención primaria, en este artículo de EL ESPAÑOL. De todas formas, existen ciertos alimentos que pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud intestinal y, por consiguiente, a evitar estos síntomas.
El 'milagro' del yogur
El más popular y conocido gracias a las dietas blandas es el yogur. Ahora bien, no todas las opciones que encontramos en el supermercado son buenas para esta situación: deberíamos evitar las opciones de sabores, de trozos de fruta o cualquier otro añadido. Estos productos suelen estar cargados de azúcares añadidos que no hacen bien a nuestra salud y menos cuando estamos enfermos.
El mejor yogur para nuestra salud intestinal es el natural, que es aquel que sólo tiene como ingredientes la leche y los fermentos lácticos. Este último ingrediente es el responsable, valga la redundancia, de la fermentación de este lácteo y, por tanto, de la presencia en él de probióticos. Estos componentes son organismos vivos que, cuando llegan al intestino, refuerzan la microbiota y esto repercute en una mejor salud digestiva e inmunológica.
Aunque, en muchas ocasiones, los beneficios de los probióticos se exageran, existen varios estudios que otorgan evidencias de su potencial para mejorar la salud. En junio de 2019, por ejemplo, la revista The British Medical Journal (BMJ) publicó un artículo sobre un estudio realizado a 88.000 personas entre 1986 y 2012 que concluyó que los hombres que tomaban dos yogures a la semana tenían un 19% menos de riesgo de desarrollar adenomas en el intestino, unas estructuras que, en ocasiones, derivan en cáncer.
La causa de una diarrea
Los yogures pueden, definitivamente, ayudarnos a reducir los episodios de diarrea por diversas causas, tal y como asegura Healthline, el portal norteamericano de salud. Uno de los motivos más habituales por los que se producen estos síntomas son las infecciones tanto víricas como bacterianas. Los probióticos, en este sentido, serían efectivos tanto para evitar estos episodios como para acortarlos en el tiempo.
La diarrea también puede ser una consecuencia de la toma de algún antibiótico por motivos de salud. Uno de los efectos secundarios de estos medicamentos es la desestabilización de la microbiota intestinal. En este sentido, Healthline explica que tomar probióticos, como el yogur natural, durante un tratamiento con antibióticos puede reducir el riesgo de diarrea en más de un 51%.
Los yogures también ayudan a las personas que sufren patologías intestinales como el síndrome del intestino irritable y la colitis ulcerosa. Únicamente se da una situación en la cual el consumo de yogur natural puede provocar una diarrea, en lugar de prevenirla. Si una persona intolerante a la lactosa consume un yogur puede experimentar uno de estos episodios, a pesar de que los lácteos fermentados suelen ser menos dañinos para ellos.