Los ácidos grasos omega-3 son sobradamente conocidos por su potencial para reducir el riesgo cardiovascular, y a su vez son fáciles de conseguir y consumir en España. De hecho, la riqueza en pescado de nuestro país allanaría el camino hacia dicha protección.
Sin embargo, y contrariamente a lo que se creía hasta el momento, no todos los omega-3 son iguales. Concretamente, la suplementación con ácidos grasos omega-3 no sería la misma dependiendo de si se consumen un tipo de ácidos grasos u otros, según un nuevo estudio presentado en las Sesiones Científicas del Colegio Americano de Cardiologia de 2021.
Si bien es cierto que se suele recomendar el consumo de ácidos grasos omega-3 a través de la dieta siempre que sea posible, su suplementación a través de fármacos también está indicada en determinados casos.
Hasta el momento se aconsejaba el consumo de ácidos grasos omega-3 de los tipos eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA) de forma indiferente, y habitualmente combinados. Sin embargo, un nuevo estudio a cargo del Intermountain Healthcare Heart Institute en Salt Lake City habría sugerido que tal combinación sería un error.
En este caso, niveles elevados de EPA en sangre sí se habrían relacionado con una reducción de eventos cardíacos y muerte en general; sin embargo, los niveles elevados de DHA mitigarían estos beneficios, siendo su consumo incluso contraproducente. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron datos de 1.000 pacientes que fueron seguidos durante 10 años.
Como bien indica Viet T. Le, MPAS, PA, investigador y asistente médico cardiovascular en el Intermountain Heart Institute, e investigador principal del nuevo estudio, estudios anteriores ya habrían dado la voz de alarma: no todos los omega-3 sin iguales, y la combinación de EPA y DHA, muy común en forma de suplementos, puede anular los beneficios que los profesionales médicos esperan lograr.
En este caso, los investigadores de Intermountan usaron la base de datos INSPIRE, iniciada en 1993, la cual contiene datos de más de 35.000 muestras sanguíneas de casi 25.000 pacientes.
Se identificaron 987 pacientes que se sometieron a su primer estudio angiográfico coronario entre los años 1994 y 2012 y, a partir de estas muestras de sangre, se midieron los niveles circulantes de EPA y DHA de cada paciente.
Posteriormente se siguió a los pacientes durante 10 años, buscando la aparición de eventos cardíacos, incluyendo infartos de corazón, ictus o accidente cerebrovascular y casos de insuficiencia cardíaca, que requiriesen hospitalización o bien acabasen con la vida de los pacientes.
Según sus resultados, los pacientes con niveles más elevados de EPA en sangre eran los que menos riesgo tenían de sufrir un evento cardíaco. Pero, cuando se compararon niveles de EPA y DHA, aquellos con mayores niveles de DHA veían reducidos los beneficios protectores del EPA.
De hecho, los pacientes con niveles más altos de DHA que de EPA tenían un mayor riesgo cardiovascular en comparación.
Por ello, los investigadores sugieren que el problema sería el uso de suplementos de EPA y DHA combinados. Aún así, explican, aún siguen recomendando el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 en general, pero no su consumo en forma de suplementos artificiales combinados. En tal caso, aconsejan el consumo de suplementos basados únicamente en EPA si fuese necesario.