Con toda la pompa que caracteriza a los grandes estrenos, la cadena de supermercados LIDL lanza su producto estrella para arrasar este verano: el gazpacho 'Origen y Tradición', elaborado íntegramente con la variedad de tomate rosa. Es una apuesta fuerte por saciar el apetito de los españoles por la sopa fría más famosa de la gastronomía mediterránea, de la que consumimos más de 68 millones de litros envasado cada año, la mitad de ellos entre junio-agosto según Alimarket.
En primer lugar, cabe matizar que, pese al nombre, estos tomates no son de un color más rosado que las variedades que consumimos convencionalmente. Al contrario, el nuevo gazpacho de LIDL tiene una consistencia de un rojo encarnado y profundo. "Es por el licopeno", explica en rueda de prensa la chef Pepa Muñoz que ha elaborado la receta. Este compuesto natural foma parte de los carotenoides, los pigmentos involucrados en la brillante coloración de frutas y verduras, y una de sus principales fuentes de antioxidantes y antiinflamatorios.
Por tanto, no es color lo que diferencia al tomate rosa, sino su tamaño: madurado en mata, explica Muñoz, una única pieza llega a pesa fácilmente un kilo. Se trata de una variedad antigua, obtenida con las mismas técnicas tradicionales de agricultura que han dado lugar a centenares de tipos de tomate diferente, aprovechando la gran adaptabilidad genética de esta fruta. Sus dimensiones ciclópeas, sin embargo, estuvieron a punto de terminar con su cultivo hace una década, según explican.
Efectivamente, no es una variedad fácil de comercializar en frutería: de gran "carnosidad", acaba tomando de forma natural un aspecto "desigual", además de requerir un tiempo de maduración más largo que otras variedades, durante el cual la pieza sufre pérdidas y mermas. Pero son idóneos para un producto como el gazpacho, y en el nuevo producto de LIDL van a proceder de la huerta de Murcia. La receta de Muñoz, proporcionada por la propia cadena, emplea los siguientes ingredientes de proximidad:
2 Tomates Rosa de Murcia bien maduros: "Su carnosidad y sabor cuando alcanza du madurez, hace que el gazpacho consiga un equilibrio perfecto".
2 Pimientos Lamuyo de Almería, rojo y verde: "Aportan dulzor. Su carne y colores, reflejan en el gazpacho un sabor con matices de huerta fresca".
1 Diente de ajo de las Pedroñeras: "Incorporarlo al gazpacho hace que tenga una personalidad única. Respeta perfectamente el sabor de los otros ingredientes, sin anularlos".
2 Cucharadas de aceite de Oliva Virgen extra Picual de Andalucía: "La receta no estaría completa sin él, sin sus matices frescos y frutales tan característicos de nuestro oro líquido andaluz que representa una parte muy importante de nuestra despensa".
Media Cebolleta: "Aporta frescor y acuosidad que recuerda mucho a la tierra y ese sabor tan nuestro".
"Por último, añadir una cucharadita de vinagre y una pizca de sal".
Atendiendo al etiquetado nutricional del producto, esto se traduce en un 71% de tomate rosa, un 8% de aceite de oliva virgen extra, y el resto repartido en la cebolla, pimiento, agua, vinagre, sal y ajo. No incluye aditivos o conservantes: el tratamiento al que ha sido sometido es el conocido como 'pasteurización flash', ya famoso entre gazpachos y salmorejos, que elimina los patógenos manteniendo la frescura del producto. A cambio, una vez abierto, debe ser consumido en las siguientes 24 horas.
En cuanto a la información nutricional, nos aportará 93 kcal por cada 100 mililitros, por lo que estamos ante un producto hipocalórico. El principal interés del gazpacho es aportarnos compuestos vegetales saludables e hidratación en los meses de calor, y de inducir saciedad, lo que ayuda a perder peso. Pero es escaso en proteínas y carbohidratos, lo que no suele suponer un problema ya que estos nutrientes suelen estar abundantemente presentes en el resto de nuestra dieta.
Algunas sugerencias de la chef para incorporar proteína e hidratos van de maridarlo con bonito en escabeche a introducirlo como "relleno" de una patata asada. Entre los ingredientes nos pueden llamar la atención están los 2,2g de azúcares por 100 ml, que corresponden a los naturales del tomate y no deberían preocuparnos en exceso, y los 0,56 g de sal, que sí deberíamos vigilar para no exceder el consumo diario de sodio recomendado. En definitiva, se trata de un producto saludable y de proximidad con el que sin embargo hay que seguir la regla de oro: nada de gazpacho antes de acostarnos.