Los aguacates han pasado de ser una fruta desconocida a un artículo imprescindible en la compra semanal de muchas personas en España. Este vegetal ya no es simplemente el ingrediente clave para hacer guacamole; ahora la gente lo utiliza para untar una tostada por las mañanas, para preparar un tartar o, simplemente, para incorporarlo en una ensalada. Aunque cada vez lo conocemos más, todavía falta por aclarar muchos mitos sobre él.
Una de las cosas que más nos preocupan del aguacate después de comprarlo en el súper es la manera en la que debemos conservarlo. Al igual que pasa con muchas otras frutas, la carne de este vegetal se oxida si la exponemos durante un tiempo al ambiente. Este fenómeno se reconoce fácilmente porque aparecen unas vetas marrones que atraviesan la superficie del aguacate. Pero esto no es lo único que sucede.
Cuando el aguacate se oxida, algunas sustancias saludables se transforman y ya no tienen tantos beneficios para la salud como antes. Esto es lo que le pasa a la vitamina C y a los fenoles, que tienen efectos antioxidantes en nuestro organismo. Evitar que los aguacates se oxiden a toda velocidad es sencillo si sabemos cómo. Sin embargo, existen algunos métodos extendidos que no tienen tanta efectividad como creemos.
El truco del hueso
El más llamativo es ese que asegura que el aguacate no se oxidará al mismo ritmo si lo conservamos con su semilla. Dentro de todos los aguacates encontramos un esfera a la que a menudo nos referimos como "hueso" y que es muy característica de este vegetal. Aunque existen otros sistemas, lo más habitual es cortar los aguacates por la mitad y vaciar su contenido con una cuchara. Según este método, es importante que la parte que vayamos a conservar sea la que tiene la semilla pegada.
De esta manera, creen que el aguacate tardará más tiempo en volverse pardo, pero la realidad es que no existe ninguna evidencia científica de que esto suceda. El doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Miguel Ángel Lurueña, explicaba en su perfil de Twitter que este método es inútil. Conservar el hueso del aguacate sólo evitará que se oxide la parte que está pegada a él porque evita que contacte con el aire.
Ahora bien, el resto de la superficie de la fruta que se encuentre a merced del ambiente se oxidará sin remedio. Pero no temamos, esto no significa que no haya nada que hacer para evitar que nuestras mitades de aguacates se vuelvan marrones. Existen otros trucos para que no se produzca este fenómeno que, de hecho, ya conocemos por haberlos aplicado a otras frutas que consumimos más a menudo.
Misión: evitar el oxígeno
Uno de ellos, y probablemente el más evidente, es envolver la mitad del aguacate que queremos conservar en papel film. De esta manera, creamos una barrera con el ambiente que evitará buena parte de la oxidación. También podemos sumergir el aguacate que nos ha sobrado en aceite de oliva, lo que nuevamente provoca que la pulpa de la fruta no contacte con el oxígeno del exterior. Si elegimos cualquiera de estos dos métodos, deberíamos aplicarlos en cuanto sepamos que nos va a sobrar aguacate.
El mecanismo por el cual un aguacate se oxida no es diferente al que siguen otras frutas como, por ejemplo, la manzana. Ya sabemos que, en estos casos, es fácil evitar que la manzana se oxide si la acompañamos de una fruta cítrica: trozos de naranja o, incluso, algo de zumo de limón. Este truco es igualmente efectivo con los aguacates y podemos aplicarlo de la misma manera: podemos cortar en cubos el aguacate y aplicarles limón.
Por último, en este artículo de EL ESPAÑOL se explica que existe un truco más: acompañar el aguacate con trozos de cebolla picada y si la cebolla es morada, mucho mejor. Los flavonoides de este alimento pueden ayudar a que el aguacate no se oxide antes de tiempo. Eso sí, la cebolla sólo debería estar en contacto con la piel del aguacate, ya que si toca la carne traspasará su sabor y olor a esta fruta.