El consumo de melones se relaciona con un brote de salmonelosis del serotipo Braenderup que ha provocado una infección a más de 200 personas en 11 estados europeos, informa Food Safety News. Los casos confirmados se han producido en Dinamarca, Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Holanda, Noruega, Suecia, Reino Unido y Suiza, además de Canadá. Además, se han registrado casos de esta misma variante de salmonela en España y República Checa, y se investiga si corresponden al mismo brote.
Las infecciones se habrían empezado a finales de marzo, aunque el primer caso bajo investigación en España se registró el 28 de febrero, en un bebé de dos meses de edad. Otro niño pequeño, de cinco meses, se infectó en nuestro país el 9 de abril. El resto de casos se reparte principalmente por los países nórdicos, y afectan a personas de todas las edades, incluso a nonagenarios que presuntamente se contagiaron en las residencias de mayores.
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) está monitorizando el brote en la Unión Europea. Los países de origen serían Costa Rica, Honduras o Brasil, algo que se puede comprobar al consultar el etiquetado de la fruta.
Según la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA), la contrapartida de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se sospecha que el brote se localiza en tres tipos específicos de melón: el cantalupo, el melón galia y el melón verde o honeydew. La agencia británica confirma la retirada de las fruterías y grandes superficies de estos productos en el país.
La FSA pide "por precaución" a los consumidores que se abstengan de tomar este tipo de melones si proceden de los países señalados, o si se desconoce su procedencia. "Es importante lavarse las manos y desinfectar las superficies que hayan estado en contacto con estos melones, para tratar de evitar el riesgo de contaminación cruzada", subrayan.
El melón, 'sospechoso habitual'
La salmonela es el microorganismo relacionado más frecuentemente con las intoxicaciones alimentarias de verano, con el permiso de la E. coli: ensaladillas rusas, verduras, ensaladas y alimentos basados en el huevo en general son caldo de cultivo para la expansión de esta bacteria. Pero también las frutas envasadas, un entorno húmedo en el que puede prosperar.
Según recogía la Organización de Usarios y Consumidores (OCU) el año pasado en base al sistema europeo de alerta rápida alimentaria RASFF, las principales intoxicaciones se dan en los suplementos o productos dietéticos, seguido por frutas y verduras. "Los huevos y sus derivados ocupan el puesto 25 de la clasificación", aclaraba la organización.
Según la última memoria del RASFF y el listado recopilado por la OCU, el riesgo biológico más frecuentes asociado a alertas en Europa el año pasado es la salmonelosis. De hecho, es mucho más habitual que esta bacteria contamine alimentos crudos como la fruta que otros como la carne, que suelen estar sometidos a procesos térmicos para, entre otras cosas, acabar con microorganismos nocivos.
Tal y como apunta la agencia española de seguridad alimentaria y consumo, en el caso del melón la contaminación existente en la piel puede trasladarse al cubierto, y de ahí al interior del alimento. Por esta razón, aparte de lavar con agua la fruta, el organismo recomienda sumergirlas durante cinco minutos en agua potable con una cucharada de lejía y después aclararlas con agua corriente.