El gran debate sobre si es mejor una dieta baja en grasas o baja en carbohidratos con el objetivo de perder peso arrecia desde hace décadas. Es países como España, los profesionales sanitarios siguen siendo partidarios de recortar grasas en la dieta con el objetivo de reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.
Sin embargo, según un nuevo trabajo presentado en la conferencia virtual Nutrition Live Online 2021, a cargo de la Sociedad Estadounidense de Nutrición, esa no sería la mejor opción: la dieta basada en plantas ganaría como alternativa.
Esa sería la conclusión del estudio llevado a cabo por David Jacobs y sus colegas de la Universidad de Minnesota. Como recuerda el mismo Jacobs, desde 1980 las pautas dietéticas de los Estados Unidos y Europa se han centrado en recomendar comer bajas cantidades de grasas saturadas con el objetivo de reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.
Sin embargo, y aunque no son recomendaciones incorrectas, la dieta basada en plantas también reduciría los niveles de colesterol y grasa en sangre, e incluso sería mejor opción a nivel de riesgo cardiovascular.
Una dieta basada en plantas enfatiza el consumo de frutas, verduras, legumbres, granos enteros, frutos secos, semillas, productos láctos bajos en grasa y pescado. Se consume carne pero de forma limitada, especialmente en el caso de las carnes rojas y procesadas, y se aconseja reducir o evitar el consumo de dulces, refrescos azucarados y snacks salados.
Por su parte, la dieta baja en grasas se basa en el Keys Score, que suele aconsejar reducir las grasas saturadas, pero también se recomienda igualmente reducir el consumo de grasas poliinsaturadas y el colesterol dietético.
En este segundo caso, la dieta baja en grasas tendría un problema, como puntualiza la becaria postdoctoral Yuni Choi, del laboratorio de Jacobs: la calidad de la dieta debería enfocarse desde una perspectiva holística, y no en nutrientes individuales como la grasa total o la grasa saturada.
En este caso no se tienen en cuenta las grasas de alimentos saludables de origen vegetal, como el aguacate, los aceites vegetales como el aceite de oliva, los frutos secos, el chocolate negro y otros alimentos con propiedades cardioprotectoras densos en otros micronutrientes interesantes.
Para llegar a esta conclusión, Jabocs, Choi y sus colegas se basaron en datos de los participantes de las cuatro clínicas estadounidenses del estudio 'Coronary Artery Risk Development in Young Adults' (CARDIA), donde participaron 5115 hombres y mujeres de raza blanca y negra entre los años 1985-1986.
La evolución de estos participantes fue monitorizada durante 30 años. En total, durante el periodo de estudio, se detectaron 280 casos de enfermedad cardiovascular, 135 casos de enfermedad coronaria y 92 casos de accidente cerebrovascular.
Para evaluar la forma de alimentarse de los participantes, los investigadores realizaron tres entrevistas detalladas sobre su historial dietético durante el periodo de seguimiento, determinando tanto el consumo alimentario general como las categorías de dichos alimentos, diferenciando por ejemplo qué productos cárnicos consumieron y en qué cantidad durante los 30 días previos a la entrevista.
En total, se analizaron alrededor de 100 áreas diferentes de la dieta, y se usaron los datos para calcular las puntuaciones de los participantes para medir su calidad de la dieta mediante el 'Keys Score' (puntuaje de la dieta baja en grasas típica) y el 'A Priori Diet Quality Score' o APDQS (puntuaje de la dieta basada en plantas).
Tras tener en cuenta diversos factores, como el nivel socieconómico, el nivel educativo, la ingesta energética total, antecedentes de enfermedades previos, índice de masa corporal y consumo de tabaco, entre otros, se detectó que una dieta basada en plantas (puntuación APDQS alta) y un menor consumo de grasas saturadas (Keys Score más bajo) se asociaba con menores niveles de colesterol LDL.
Sin embargo, los niveles más bajos de LDL no se relacionaban necesariamente con un menor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular en el futuro. Pero un puntuaje APDQS más alto, pero no un Keys Score más bajo, sí se asociaban con un menor riesgo cardiovascular y menor riesgo de accidente cerebrovascular.
En otras palabras: una dieta más centrada en plantas, pero no necesariamente baja en grasas en general, sería una mejor opción para reducir el riesgo cardio y cerebrovascular en general.
Como puntualizan los investigadores, la conclusión sería que habría que aumentar el consumo de alimentos vegetales ricos en nutrientes en la dieta, priorizando verduras, frutas, granos enteros, frutos secos, legumbres, café y té; todos ellos deberían representar al menos el 70% de la dieta.
Finalmente, los investigadores también están llevando a cabo diversos estudios donde se usa la puntuación APDQS y su relación con otros beneficios para la salud, además de investigar cómo diferentes dietas tendrían diferentes efectos a nivel del microbioma intestinal.