Los triglicéridos pueden ser factor de riesgo cardiovascular tan relevante como el colesterol alto, según un estudio del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) publicado hoy en The Journal of American College of Cardiology (JACC).
La investigación demostró, por primera vez, que en individuos con riesgo cardiovascular bajo a moderado, la hipertrigliceridemia (exceso de triglicéridos en la sangre) se asoció con aterosclerosis (acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las arterias) subclínica e inflamación vascular, incluso en personas con niveles normales de LDL-C o colesterol ‘bueno’.
Hasta ahora, los triglicéridos habían quedado en un segundo plano por detrás del colesterol. De hecho, de forma general, "a la hora de prevenir el desarrollo de aterosclerosis, los expertos no recomiendan tratar los niveles altos de triglicéridos si el colesterol LDL está dentro de la normalidad", explica el Dr. Sergio Raposeiras-Roubin, primer autor del artículo.
El estudio pone de manifiesto, por primera vez, que, "en pacientes con bajo o moderado riesgo cardiovascular (que son la mayoría de la población), niveles altos de triglicéridos se asocian con un mayor riesgo de aterosclerosis, incluso en pacientes con colesterol LDL normal".
Este trabajo forma parte del estudio PESA CNIC-SANTANDER, un macroproyecto del CNIC y el Banco de Santander, que estudia el desarrollo de placas ateroscleróticas en tres tipos de arterias -carotídeas, aórtico abdominales e ilio-femorales- en una población asintomática de entre 40 y 50 años de edad.
Además de desvelar la asociación entre triglicéridos y aterosclerosis, la investigación ha visto relación con la inflamación vascular. Por tanto, destaca el Dr. Borja Ibáñez, Director de Investigación Clínica del CNIC, se trata de una asociación marcada entre los triglicéridos y las fases iniciales de la aterosclerosis, "algo que es importante a la hora de establecer estrategias preventivas".
Para los investigadores, el punto de corte a partir del cual el riesgo de aterosclerosis se eleva de forma marcada sería 150 mg/dL, así pues, "parece razonable aconsejar a la población las medidas higiénico-dietéticas adecuadas para su consecución", añade Ibáñez.
El trabajo del CNIC tiene implicaciones importantes para modificar las guías de práctica clínica, haciendo hincapié en la necesidad de controlar el colesterol-LDL y los triglicéridos.
"La medición de los niveles de triglicéridos es algo habitual, y afortunadamente, disponemos de un arsenal terapéutico apropiado y eficaz para conseguir su control a niveles adecuados", concluye el Dr. Fuster.
Qué son los triglicéridos
Al igual que su 'primo' el colesterol, los triglicéridos están formados por lipoproteínas que pueden proporcionar energía para alimentar el cuerpo. Sin embargo, si se consumen en exceso, la cantidad que no se llega a metabolizar se deposita en el tejido adiposo.
Después de una comida muy pesada y grasienta, su torrente sanguíneo puede contener tantas partículas de triglicéridos que una muestra de sangre puede tener un tinte lechoso. Cuando el organismo necesita energía entre comidas, las hormonas liberan los triglicéridos almacenados en el torrente sanguíneo. El hígado también convierte los carbohidratos en triglicéridos.
Cuando se comen calorías adicionales, especialmente de alimentos ricos en carbohidratos como los dulces y el pan blanco, el hígado produce triglicéridos adicionales. Otras cosas que pueden elevar los niveles de triglicéridos en la sangre incluyen sobrepeso u obesidad, fumar o beber en exceso. Ciertas afecciones médicas, incluidas las enfermedades que afectan el hígado, los riñones o la tiroides y la diabetes tipo 2 mal controlada, también pueden provocar triglicéridos altos.
Para adultos sanos, los niveles normales de triglicéridos son inferiores a 150 miligramos por decilitro (mg / dL). Los valores de 151 a 200 mg / dL se consideran límite alto; los de 201 a 499 son altos, y los 500 y más altos son muy altos (y aumentan el riesgo de inflamación de la glándula del páncreas, llamada pancreatitis). Lograr un peso saludable, hacer ejercicio regularmente y comer más alimentos integrales es la clave.