El ginseng fue uno de los primeros superalimentos que llegaron a nuestras vidas mucho antes de lo hiciesen la mayoría de los que ahora conocemos. Fue al principio de los noventa cuando supimos de las bondades de este suplemento que solía tomarse acompañado de jalea real. Se vendía como un remedio natural para combatir la astenia, el desánimo y la falta de energía en general. Sin embargo, la ciencia se ha encargado durante estos años de despojarlo de muchas de sus cualidades, una desmitificación que no ha logrado llevarse por delante la totalidad de sus beneficios y aquí vamos a enumerarlos.
Se denomina ginseng a numerosas especies de plantas del género Panax, que en latín significa panacea. Sí, habéis adivinado, esta palabra para designar el "remedio o solución general para cualquier mal" deriva de su nombre culto. Es la especie de Panax ginseng la más empleada en la medicina tradicinal china. Se trata de una planta adaptógena que, como su nombre indica, es capaz de adaptarse y crecer donde otros vegetales no podrían, y lo logra gracias a su densidad de nutrientes y organismos vivos en su composición.
Su uso como suplemento alimenticio ha tenido éxito, principalmente, por su elevado contenido de ginsenósidos, un tipo de compuestos que se encargan de sus propiedades estimulantes para levantarnos del letargo o darnos un plus de energía. Sus beneficios abarcan la capacidad de mejorar la sensación de fatiga física y psíquica, potenciar la memoria y revitalizar. Es por ello por lo que se trata de un complemento que ha cosechado un gran éxito entre estudiantes y deportistas habituales.
Entre las propiedades que se le han atribuido durante estos años y cuya evidencia científica no es suficiente cabe destacar la mejora de las funciones cardiorrespiratorias, la estimulación de la síntesis de proteína o el tratamiento de patologías como la diabetes. Se ha hablado mucho también de los beneficios del ginseng para adelgazar y lo cierto es que hay un estudio publicado en la revista Gut en el que se investiga su colaboración para inducir la actividad bacteriana en el intestino y producir así un ácido graso de cadena larga insaturado que funcionaría como probiótico para la obesidad.
Efectos secundarios
Como ocurre con la mayoría de suplementos, es conveniente consultar con un especialista antes de empezar a tomarlos con asiduidad si es que padecemos de algún tipo de enfermedad o tomamos medicación. Además, entre la lista de efectos secundarios que podrían estar relacionados con el ginseng, sobre todo por la administración de una dosis mayor de la recomendada destaca el insomnio, la euforia, la agitación, la diarrea, la hipertensión, edemas o dolor de glándulas mamarias.
Tipos de ginseng
Existen varios tipos en función de sus propiedades aunque todos se emplean como adaptógenos. Se distingue el ginseng blanco, que se obtiene de la raíz fresca; el ginseng rojo coreano, de gran calidad y con principios activos más potentes, y también el ginseng fermentado que presume de ser el que más propiedades tiene al contar con el componente Dompoundk, que se obtiene a partir de la fermentación del rojo.
Cómo tomar ginseng
Aunque últimamente podamos encontrar casi todo tipo de productos con ginseng añadido, como estos chicles para adultos que triunfan en el Mercadona o la jalea real que citábamos antes, lo cierto es que se sigue consumiendo como un suplemento diario en combinación con una dieta equilibrada. Se suele tomar en cápsulas y hay que seguir las indicaciones del fabricante teniendo en cuenta que los nutricionistas hablan de un tope de 200 mg al día, tal y como certifica el Departamento de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid.
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