Investigadores del Instituto Hospital del Mar d'Investigacions Mèdiques (Imim) en colaboración con The Fatty Acid Research Institute y diversas universidades de Estados Unidos y Canadá han identificado en un estudio que tener niveles más altos de ácidos omega-3 en sangre al incluir pescado azul en la dieta regular incrementan la esperanza de vida en casi cinco años.
La revista The American Journal of Clinical Nutrition ha publicado los resultados de la investigación que han realizado con el objetivo de validar qué ácidos grasos pueden funcionar como buenos predictores de mortalidad.
Los resultados han demostrado que los niveles de omega-3 cumplen la función de predictores de riesgo de mortalidad ya que al incrementar en un 1% la concentración de este elemento en la sangre, se produce un cambio similar a cuando se deja de fumar. Es decir, ese riesgo disminuye.
En cambio, según el investigador postdoctoral del Grupo de investigación en Riesgo cardiovascular y nutrición del Imim y firmante del trabajo, Aleix Sala-Vila, "ser fumador habitual te quita 4,7 años de vida, lo mismo que ganas si tienes niveles altos de ácidos omega-3 en la sangre".
En este sentido, estos resultados permitirán avanzar en la formulación de recomendaciones dietéticas de ingesta de alimentos y refuerzan la idea de que "los pequeños cambios en la dieta en la dirección adecuada pueden tener un efecto mucho más potente", como afirma Sala-Vila.
El estudio ha sido realizado con datos de más de 2.000 personas participantes en un programa de seguimiento poblacional en los Estados Unidos durante 11 años. El próximo paso que darán los investigadores es el de intentar validar estos datos con una población de Europa.
¿Dónde encontramos el omega-3?
Como comentamos en un artículo de EL ESPAÑOL, existen varias clases de omega 3, como el ácido alfa linolénico (ALA), predominante en alimentos de origen vegetal, o el ácido eicosapentanóico (EPA) y docosahexanoico (DHA), indispensables para el correcto funcionamiento del organismo, sobre todo el cerebro y la retina.
Estos ácidos grasos destacan sobre todo por sus efectos antiinflamatorios y autoinmunes, lo que ayuda a reducir el riesgo de padecer enfermedades como la artritis reumatoidea, la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa, así como favorecer el tratamiento de aquellas con procesos inflamatorios como el cáncer, problemas cardiovasculares o a frenar el propio envejecimiento.
Ahora bien, ¿cuál es la mejor fuente de omega-3? Como señalan en el estudio nombrado en este artículo, el pescado azul -tales como el salmón, sardinas, atún- sería el alimento estrella. No obstante, existen otras opciones como son: frutos secos como el cacahuete; aguacate; semillas de chía o lino, y algunos aceites vegetales como el de canola o nuez.
Dentro de una dieta variada, sana y equilibrada, y consumiendo una ración de alimentos con omega-3 unas tres veces por semana obtendremos las cantidades recomendadas. Además, tienen un alto contenido en proteínas, vitaminas, antioxidantes y minerales, algo muy beneficiosa que los suplementos no nos aportan. No obstante, en dietas con ausencia de pescado, sí tendremos que utilizar suplementos como el aceite de pescado.
Y es que, como apuntaron varios investigadores en un estudio sobre ácidos omega-3, la importancia de incluir este nutriente en nuestra dieta diaria es vital. Comprobaron que al añadir 1.000 miligramos adicionales de EPA y DHA diarios en la dieta de los pacientes, el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o un ataque al corazón se reducía en un 5,8% y un 9% respectivamente. Datos que solo refuerzan la evidencia de que una buena alimentación puede reportarnos tremendos beneficios.