La pérdida de peso en general, y la de grasa en particular, es uno de los objetivos más perseguidos por los clientes de gimnasios en España. Sin embargo, la mayoría de ellos siguen dando una gran importancia a deportes de tipo aeróbico —como correr, nadar o montar en bicicleta— y obvian la necesidad de realizar ejercicios de levantamiento de paso, o anaeróbicos.
Este último tipo de entrenamientos es crucial para perder grasa y, ahora, un nuevo estudio publicado en FASEB Journal aclara por qué. Según este estudio, que ha realizado la Facultad de Medicina y la de Ciencias de la Salud de la Universidad de Kentucky, los ejercicios de levantamiento de peso regulan el metabolismo de las células grasas a nivel molecular.
Siempre se ha pensado que el entrenamiento de levantamiento de peso sólo busca fortalecer y desarrollar los músculos, pero esto no es del todo cierto. El entrenamiento con pesas también renueva la grasa corporal: esto se debe a que el tejido de los músculos tiene un metabolismo más activo que otros —como el de los adipocitos o células grasas—, es decir, que tiene un gasto energético mayor tanto en actividad como en reposo. Por eso, cuanta más proporción de músculo tengamos, más fácil nos resultará quemar calorías.
Conversación músculo-grasa
Sin embargo, la quema de grasa no puede explicarse totalmente con esta teoría. Durante años, diversas investigaciones han sugerido que las células musculares y las células grasas se comunican de alguna forma tras el entrenamiento. Y, de hecho, durante la última década esta idea de que células y tejidos se comunican entre sí es algo ampliamente aceptado, aunque se trata de una comunicación compleja. La liberación de hormonas y otras proteínas tras el ejercicio, recorriendo el torrente sanguíneo y varios órganos, daría lugar a un proceso conocido como diafonía celular.
Las células y tejidos también pueden bombear pequeñas burbujas, o vesículas, durante esta diafonía, o comunicación. Anteriormente estas vesículas se veían como trozos celulares de "basura" inútil. Sin embargo, ahora se sabe que también son un medio de comunicación entre células, dado que contienen material genético y moléculas saludables, entre otras sustancias.
En estudios previos ya se habría visto que el ejercicio aeróbico, como correr por ejemplo, potencia la liberación de este tipo de vesículas desde el tejido muscular. Pero hay poca evidencia sobre si este proceso también se produce tras un entrenamiento de levantamiento de pesas.
Quemar grasa con pesas
En este caso, los investigadores responsables del estudio decidieron examinar las células de ratones: primero, incapacitaron artificialmente varios de los músculos de las piernas de roedores sanos, dejando un solo músculo para soportar el ejercicio. Dicho músculo se hipertrofió, aumento de tamaño rápidamente, de forma más acelerada de lo habitual.
Antes y después del proceso los investigadores analizaron sangre y tejidos de los ratones y buscaron las mencionadas vesículas y otras moléculas de comunicación en los tejidos. Según sus hallazgos, previamente al entrenamiento, los músculos de las piernas de los ratones contenían miR-1 en gran cantidad, un fragmento de material genético que regula el crecimiento muscular. En músculos no entrenados, miR-1 frena el desarrollo muscular.
Sin embargo, tras el ejercicio de los ratones, los músculos de las piernas de los mismos parecían haber agotado miR-1. Al mismo tiempo, se detectaron vesículas repletas de este material genético en la sangre de los roedores, y también se detectó el mismo material en el tejido graso cercano: las células musculares habían empaquetado estos trozos de material genético, que retarda el crecimiento muscular, y lo habían mandado a las células grasas, permitiendo una hipertrofia muscular acelerada.
Por su parte, en las células grasas, miR-1 parece acelerar la descomposición de la grasa en forma de ácidos grasos, que posteriormente pueden ser usados como combustible por parte de otras células, reduciendo así las reservas de grasa corporal totales.
La masa muscular
Esencialmente, el entrenamiento de pesas tendría una doble función a nivel molecular: aumentar el tamaño de las células musculares, las cuales a su vez mandarían material genético a las células grasas, ordenándoles descomponer grasa que a su vez se usará como combustible, cerrando así el ciclo.
Dado que no es lo mismo estudiar ratones que personas, los investigadores añadieron un experimento más a su investigación: tomaron muestras sanguíneas y de tejido muscular de hombres y mujeres sanos que habían realizado un solo entrenamiento intenso para la parte inferior del cuerpo.
De nuevo, se confirmó que los niveles de miR-1 de los músculos de los voluntarios se redujeron tras el entrenamiento con pesas, y se disparó la cantidad de vesículas repletas de miR-1 en el torrente sanguíneo. Igual que en los ratones.
Aún así, cabe destacar que este estudio involucró principalmente a ratones y no a humanos; solo se hizo esta última comparación final en nuestra especie, pero no el experimento total. Así pues, no es posible saber con qué frecuencia o intensidad debe entrenar un ser humano para maximizar la producción de vesículas y la quema de grasa consecuente. Pero los resultados son un buen recordatorio, según indican los autores, de que la masa muscular es de vital importancia en cuando a salud metabólica se refiere.