Seguro que, en alguna ocasión, te has cruzado en el supermercado con una bandeja de filetes de pollo con rayas blancas o estrías. A veces son tan leves que permanecen casi imperceptibles, pero en otros países, como EEUU, en muchas piezas, estas estrías son numerosas y muy evidentes. No son la franja gruesa de grasa de la pieza, sino unas rayas finas sobre la parte muscular, la rosa. No estamos ante un pollo mutante con varias patas (como el del bulo de KFC), ni ante un ave superpoderosa que bien podría formar parte de los nuevos Vengadores.
Si ya has consumido filetes así, no te preocupes, no son dañinos para el organismo ni esconden alteraciones genéticas que de alguna forma puedan afectar a la integridad de tus cromosomas. En resumen y de forma muy simplificada, encontrarse un filete de pollo con muchas estrías sería indicativo de que, en vida, el animal fue sometido a un proceso de crecimiento acelerado. ¿Entonces por qué tanto revuelo?
Desde el área de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, confirman que en España hay una regulación sobre los alimentos destinados a consumo humano, que es directamente europea, que garantiza que esos filetes de pollo son aptos para el consumo humano. Es decir, no acarrean ningún problema para la salud ni son perjudiciales. También confirman que la normativa en EEUU es distinta y por eso allí se pueden encontrar piezas de pollo con muchas más rayas blancas. Sin embargo, desde el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (ICTAN) no han sabido dar respuesta sobre estas anomalías en la carne de pollo.
Una opinión que coincide con la de Yago Pérez, dietista nutricionista, especializado en tratamiento dietético de enfermedades. "No tiene nada que ver que un animal esté manipulado genéticamente con un animal con unas características en concreto, conseguidas a través de la selección de especímenes tras muchas generaciones", ha explicado el experto, en referencia a las múltiples informaciones que se pueden encontrar en Internet acerca de estas líneas blancas.
El año pasado el tema volvió a estar de actualidad cuando una organización británica pro derechos de los animales, The Human League, analizó la presencia de estas estrías en las piezas del supermercado, señalando que "la aparición de estrías blancas se debe a una enfermedad muscular que encontramos entre el 50 y 90% de los pollos de cría intensiva. Esto se debe al hecho de que estos animales se modifican genéticamente durante años con el objetivo de que crezcan rápido y sean cada vez más grandes, de manera que la industria pueda obtener los máximos beneficios".
Se apoyan en un estudio llevado a cabo en 2015 por la Universidad de Bolonia, Italia, que revela como ciertas anomalías musculares o miopatías, que lesionan los músculos pectorales de los pollos de engorde, como la de las estrías, aparecen en los filetes de aves procedentes de ganadería industrial. Además, añade otra variedad más de filetes en función de su aspecto y tacto, los filetes leñosos. Corrobora también que las consecuencias de la intensa selección genética para el crecimiento de las aves de corral es la aparición de anomalías en los músculos de la pechuga, que llegan a padecer distrofia muscular hereditaria o miopatía nutricional, además de déficit de vitamina E y de otros nutrientes.
Revela que estos dos tipos de filetes con anomalías son de peor calidad, pero no perjudiciales para el organismo. Señala también inconvenientes como la expulsión de más líquido cuando se cocina, la dificultad para retener el adobo. Concluye además que la presencia de rayas blancas y anomalías en las pechugas de pollo, perjudica no solo la apariencia de la pieza, sino también la calidad de las carnes crudas y marinadas, principalmente al reducir la capacidad de retención de agua.
Otra investigación de la Universidad Estadual de Sao Paulo más reciente, de 2020, se atreve a profundizar más sobre las líneas blancas del pollo que se atribuyen al cambio de la estructura morfológica de los tejidos musculares, a causa del engorde de las aves. Para el estudio, analizaron 300 filetes de un matadero, descubriendo que los filetes con miopatía se ven afectados negativamente en sus características físicas, químicas y sensoriales, como valores de pH finales más altos. Además, los investigadores observaron que las pechugas de pollo con anomalías eran más grandes y voluminosas, lo que concuerda con la hipótesis del engorde en la ganadería industrial.
Ambas investigaciones señalan que no existe evidencia de que estas estrías puedan afectar a la salud de los consumidores, aunque los valores nutricionales de la carne cambian sustancialmente, ya que las pechugas con estas anomalías suelen tener un mayor contenido en grasa y menos proteínas. "No implica riesgo sanitario, ni es un riesgo para la salud, simplemente tienen un poco más de grasa", sentencia Pérez. Por lo que, sin ser dañinas para el organismo, si quieres unas piezas de pollo más sanas y con un valor nutricional compensado, evita los filetes que contengan en su superficie multitud de líneas blancas.