El dióxido de titanio es un aditivo de la industria alimentaria —conocido también como E-171— que se utiliza como colorante blanco en productos como chicles, pasteles, suplementos alimentarios, sopas o caldos. Tras varios meses de debate sobre su seguridad para el consumo humano y de denuncias en portales especializados como Consumidor Global, la Unión Europea ha decidido finalmente prohibirlo a partir de 2022 como aditivo alimentario

La Comisión Europea explicaba el pasado viernes que los Estados miembros han dado su visto bueno a nivel de expertos a la propuesta del Ejecutivo comunitario, que antes había pedido una opinión al respecto a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés).

Este organismo europeo concluyó en mayo de este año que el dióxido de titanio (E-171) "ya no puede considerarse seguro como aditivo alimentario porque 'no se puede descartar la genotoxicidad' tras el consumo de sus partículas. Aunque la absorción de dióxido de titanio es baja tras su ingestión", la EFSA señaló que "puede acumularse en el organismo".

Nanopartículas

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria corrigió así un análisis que había hecho ya en 2016 y que concluyó que la ingesta de dióxido de titanio era segura. En la segunda evaluación se utilizaron "miles de estudios disponibles" con "nuevos datos y pruebas científicas sobre nanopartículas" que no existían en la primera.

Ahora, tanto el Parlamento Europeo como el Consejo de la UE (la institución que representa a los países) podrán objetar la decisión aprobada este viernes hasta final de año. Si esto no ocurre, la medida entrará en vigor a principios de 2022 y se establecerá un periodo de retirada gradual de seis meses antes de decretar la prohibición total.

"La seguridad de nuestros alimentos y de la salud de nuestros consumidores no es negociable. Hoy hemos actuado con decisión con nuestros Estados miembros basándonos en la ciencia para eliminar un riesgo de un químico utilizado en la comida", ha resumido la comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides.

Suspendido en Francia

El dióxido de titanio se emplea en los productos alimenticios que se comercializan en Europa desde el año 2009. Desde hace algunos este producto suscita las dudas de los expertos y, de hecho, ya se encuentra prohibido en Francia. El país galo aseguraba en 2019 que la seguridad de este producto no estaba probada y que, por lo tanto, este era motivo suficiente para prohibirlo. La EFSA consideró, por aquel entonces, la decisión de los franceses como "precipitada".

El uso del aditivo E-171 lleva suspendido en Francia desde el 1 de enero de 2020. A principios del próximo año el resto de países miembros de la Unión Europea seguirán el mismo camino después de que la EFSA no haya podido establecer un nivel seguro de ingesta diaria de dióxido de titanio.

Noticias relacionadas