El corazón, aunque se le dé un matiz especial si se habla de romanticismo, su función real es aún más importante. Este órgano es el motor del cuerpo, indispensable para la vida en el caso de mamíferos y seres complejos. Desde el corazón se bombea la sangre que nutre al resto de órganos y músculos, y por ello, muchos hábitos poco saludables tienen una repercusión temprana en este órgano, afectando después al resto del cuerpo.
Según advierte la Fundación Española del Corazón (FEC), el 57,3% de la población española tiene dos o más factores de riesgo cardiovascular. De acuerdo con el estudio realizado por la entidad, en total, el 36,2% de los españoles tiene falta de sueño, el 33,8% sobrepeso, el 22,8% hipercolesterolemia, el 22,2% tiene hipertensión, el 19,4% sedentarismo, el 17,4% estrés, el 16,7% obesidad, el 15,9% tabaquismo y el 7,1% diabetes. El informe ya aporta una pista de los hábitos que pueden estar dañando tu corazón mucho más de lo que imaginas.
Alimentación desequilibrada
La alimentación es un factor muy importante no sólo para mantener la salud cardiovascular, sino la de todo el organismo. "Los hábitos dietéticos influyen en la aparición y evolución de las enfermedades cardiovasculares, debido a su efecto sobre los factores de riesgo asociados (síndrome metabólico, obesidad, colesterol elevado, diabetes); y también actuando como factor independiente", explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, dietista y nutricionista.
La experta señala unos nutrientes como los que mayor impacto negativo puedan tener para la buena salud del corazón. Respecto al primero de ellos, las grasas, insiste en que la calidad de estas en la dieta es de suma importancia. Reducir los ácidos grasos saturados y reemplazarlos por ácidos grasos insaturados reduce el colesterol sanguíneo y por tanto, el riesgo cardiovascular.
"Si se sustituye un 1% de la energía aportada por los ácidos grasos saturados (grasas animales) por ácidos grasos poliinsaturados (frutos secos, aceites, semillas, pescados) se reduce un 2% o 3% el riesgo de enfermedad coronaria", añade la experta. También aconseja limitar la ingesta de grasas saturadas a un máximo del 10% de la energía consumida.
Productos procesados como como las croquetas precocinadas, pizzas, canelones, patatas fritas, helados, galletas o bollería, no deben superar el 1% de las grasas consumidas al día ya que son ricos en grasas trans. Igual le ocurre al colesterol, que no ha de superar el consumo máximo al día de 300 mg, por lo que habría que controlar la ingesta de quesos, mantequillas, embutidos o mariscos. Algo similar ocurre con el sodio, que en grandes cantidades incrementa los valores de tensión arterial, por lo que la ingesta máxima, según recomienda la nutricionista, es de 5 gramos al día.
Pasar demasiado tiempo alejado de la naturaleza
Existen varios estudios que vinculan el acceso a zonas verdes con una mayor salud tanto física como mental. Según una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), los espacios verdes se asocian con beneficios para la salud, como una menor mortalidad prematura, mayor esperanza de vida, menos problemas de salud mental, menos enfermedad cardiovascular, mejor función cognitiva y bebés más saludables. Demostrando que las personas que más en contacto estaban con la naturaleza, menos riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular tenían.
No hacer ejercicio
Otro de los hábitos que puede ser fatal para la salud de tu corazón es el sedentarismo. La OMS recomienda una hora diaria de ejercicio, cinco días por semana, para mantener la salud del organismo. Asimismo, la American Heart Association advierte que el ejercicio disminuye el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, presión arterial alta y derrame cerebral.
Igualmente, aconseja acompañar la hora de ejercicio recomendable con ejercicios de fortalecimiento y estiramiento. Además, la experta destaca que el organismo está diseñado para el movimiento y la actividad, por lo que la ausencia de ejercicio resulta dañina hasta el punto de ser un claro factor de riesgo de enfermedades crónicas y cáncer".
No beber suficiente agua
Muchas veces se insiste en la importancia de hidratarse a lo largo del día, un hábito que, con los ritmos de trabajo actuales, a veces olvidamos llevar a cabo. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Harokopio en Atenas, Grecia, la hipohidratación, aunque sea en un grado leve. Inducida por ejemplo por el ejercicio moderado y la restricción de líquidos, afectaba significativamente la función endotelial, es decir, la regulación del sistema vascular.
No tener horarios ni para comer ni para dormir
Cuidar los hábitos y establecer unas rutinas es fundamental para prevenir dolencias cardiovasculares. Si no se mantienen horarios entre las comidas, es difícil regular el mantenimiento ya que se termina abusando, por ejemplo, de picar entre horas. Además, también complica el controlar la ingesta de alimentos que deberían de tomarse de forma ocasional, como la bollería y los alimentos cargados de azúcar.
El descanso y el sueño es igual de importante, ya que durante este periodo se ponen en marcha procesos de regeneración y reparación celular, por lo que el descanso es un factor clave de prevención de dolencias cardiovasculares. Por ejemplo, según un estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology, las personas que duermen menos de 6 horas, tienen un 27% más de probabilidades de tener aterosclerosis. Es decir, una acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro de las arterias y sobre sus paredes.
Consumir alcohol y tabaco
Por último y no menos importante, es el evitar tener hábitos tóxicos para el organismo como el consumir alcohol o fumar. El abuso de alcohol, según señala la nutricionista, aumenta la tensión, por lo que conlleva un riesgo cardiovascular. Un hecho respaldado por un estudio publicado en Harvard Medical School, que sugiere que consumir alcohol a diario podría aumentar el ritmo cardiaco, siendo un riesgo para las personas con problemas de corazón.