Los puestos de castañas asadas van desapareciendo de las calles en las últimas décadas y, con la salvedad de algunos lugares icónicos y turísticos de las ciudades, el tradicional cucurucho con el que calentarse las manos cuando llega el frío es cada vez más difícil de encontrar. Y es una lástima porque, más allá de la nostalgia, este fruto seco que se extendió por la Península Ibérica con la romanización ha enriquecido la dieta de otoño e invierno de forma saludable y asequible durante generaciones.
Aunque la primavera y el verano concentran el mayor abanico de frutas de temporada, el otoño también tiene las suyas. Las grandes estrellas de estas fechas son los cítricos, mandarinas y naranjas. Optar por los productos de la huerta que se cosechan en esta época es beneficioso para el productor local pero también para el consumidor, ya que contribuye a la preservación de las características nutricionales y organolépticas del alimento. Y supone un consumo más sostenible al reducir las emisiones por transporte y almacenamiento.
La cadena de supermercados Mercadona apoya la iniciativa del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación "Frutas y Verduras de temporada", así como el Código de Buenas Prácticas Mercantiles en la Contratación Alimentaria para los proveedores locales. En el caso de la castaña, esto se traduce en la compra de más de 1.000 toneladas de origen España que ya han comenzado a llegar a sus estantes, en formato de mallas de un kilo y medio kilo, hasta el próximo diciembre.
Según informa la cadena en su web, los proveedores totaler a los que compra Mercadona se reparten de norte a sur por las tierras de castaños del oeste de la Península: los campos de Ourense, Lugo, Pontevedra, León, Cáceres y Zamora. Se trata de Miguel Arean e Hijos (Chantada, Lugo), Campos y Tierra del Jerte (Malpartida de Plasencia, Cáceres) y Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte (Valdastillas, Cáceres).
La idea de empezar a tomar castañas le puede resultar extraña a muchos, pero no faltan razones, como explicaban tanto la Federación Española de Nutrición (FEN) como la Fundación Española del Corazón. Cada uno de estos frutos contiene un 50% de agua, por lo que resultan menos densamente calóricos que otros frutos secos, como las nueces. Y tienen más fibra alimentaria, un 7%, tanto como el pistacho. Este es uno de sus puntos fuertes. Dada la escasez de fruta y verdura en el patrón de 'dieta occidental' que tendemos a seguir en países como España, cualquier aporte adicional es bienvenido.
La fibra de la castaña no solo beneficiará nuestra salud intestinal y la de nuestra microbiota, la 'flora' de nuestros intestinos relacionada con múltiples aspectos de la salud general. También contribuirá a que los carbohidratos complejos del fruto, más saludables que los refinados de los productos procesados, se absorban más lentamente, provocando menores picos de azúcar en sangre. Esto, sumado al hecho de que la fibra es saciante, permite decir que este fruto seco puede ayudar a adelgazar y mantenernos en nuestro peso adecuado.
Además, según la FEN, estos frutos secos contienen una buena proporción de minerales como el fósforo y el potasio, grasas cardiosaludables -aunque en proporción menor a las nueces o almendras- y un contenido importante de vitaminas B1 y B6. De hecho, su perfil nutricional recuerda más al de un cereal, por lo que las castañas han llegado a ser definidas como "falsos frutos secos". También, como estos, se pueden comer crudas, pero no antes de dejarlas reposar de una semana a 10 días que la concentración de taninos -nocivos para el intestino- disminuya.
Lo más habitual, sin embargo, es comerlas cocidas de alguna manera para hacerlas más digeribles. Nuestros compañeros de Cocinillas proponen prepararlas fácilmente al microondas, o usarlas trituradas para edulcorar -algo menos deseable que consumirlas enteras, pero preferible a usar azúcar blanquilla- nuestras recetas de repostería.