Un producto debe cumplir una importante serie de requisitos para llevar el sello 'eco': no está permitido añadir nutrientes al suelo durante su producción, utilizar productos de síntesis química, echar mano de trangénicos y usar pesticidas o fertilizantes que no sean artificiales. El valor que buscan los consumidores de productos ecológicos no tiene tanto que ver con la salud -exceptuando situaciones en las que los aditivos se vuelven insanos como en el caso de los ultraprocesados, la seguridad alimentaria impera en la cadena de producción- sino éticas y de sostenibilidad.
Sin embargo, estos productos preferibles para el consumo están siendo penalizados por su precio, según un estudio comparativo de 24 familias de productos de alimentación y droguería realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). El informe apunta que los productos certificados como ecológicos o con la denominación “eco” o “bio” cuestan, de media, tres veces más (un 216% más, en concreto) que sus equivalentes de marca blanca; y casi el doble (un 77% más) que los de marca líder.
Los resultados, publicados en la revista Compra Maestra de noviembre, revelan que las mayores diferencias de precio se dan en productos de higiene y cuidado personal, como los geles de ducha y los jabones en pastilla, pero también en algunos de alimentación como los yogures o el arroz. Aunque al mismo tiempo es posible encontrar productos ecológicos con precios más ajustados, más similares a sus equivalentes, como el detergente líquido para lavadora o las pastillas todo en 1 para lavavajillas.
Las diferencias de precio también dependen de la tienda: los productos ecológicos de Lidl, Aldi y Carrefour son un 50% más baratos, de media, que los que venden Merkabio y Herbolario Navarro, dos tiendas especializadas que a cambio ofrecen una mayor variedad de marcas. Dentro de las cadenas ecológicas destaca Véritas por su amplia oferta a precios más ajustados. Por el contrario, dos de las mayores cadenas de España, Mercadona y Día, apenas ofrecen productos ecológicos, por lo que no se ha podido valorar sus precios.
Con el fin de promover un consumo más ético y sostenible, la OCU solicita un IVA superreducido del 4% para los productos ecológicos, por cuanto favorecen la biodiversidad, limitan la contaminación de los ríos y acuíferos con fertilizantes y pesticidas, al tiempo que promueven el empleo local, entre otros muchos beneficios. Y es que la sostenibilidad es una necesidad, no un lujo.
En la misma línea, la organización solicita un nuevo etiquetado europeo de sostenibilidad que indique el grado de compromiso ecológico, social y económico de cada producto. Al tiempo que insiste en el impulso de acciones de información y educación que ayuden a combatir el cambio climático, tal y como se recoge en la campaña Cámbiate al verde.
Al mismo tiempo, OCU anima a los consumidores a modificar algunos de sus hábitos de compra en favor de un consumo más sostenible:
- Priorizar los productos locales y de cercanía.
- Elegir productos de temporada.
- Reducir el consumo de carne y lácteos.
- Evitar el sobreenvasado en favor de los productos a granel.
- Y, en la medida de sus posibilidades, tratar de adquirir productos ecológicos, sobre todo los que no son mucho más caros que sus equivalentes, como los detergentes y productos de limpieza.