El escenario que puede dejar el cambio climático en las ciudades no es muy esperanzador. Son muchos los estudios que apuntan que, en las urbes, la humedad podría reducirse considerablemente a la par que las temperaturas aumentarán mucho más que en otras zonas.
La adaptación se convierte así en una de las principales tareas que el calentamiento global pone al principio de la lista de cara a las próximas décadas.
Naciones Unidas publicaba recientemente un informe en el que alertaba que las ciudades sufrirían un aumento de la temperatura media de hasta 4 °C más para finales de este siglo. La contaminación unida a paisajes cada vez menos verdes y resilientes convierten los centros urbanos en islas de calor, lo que conlleva importantes consecuencias para la población.
Las previsiones del último informe del Grupo de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) diseñaba además un escenario en el que la falta de precipitaciones en el área mediterránea en las próximas décadas iba a ser otra de las consecuencias directas del cambio climático.
Hasta 27 millones de españoles podrían sufrir escasez de agua en un escenario no muy lejano, señaló Teresa Ribera
La escasez de agua es, inevitablemente, un aspecto que preocupa. Y especialmente en España, donde los recursos hídricos presentan sus peores niveles en años y la perspectiva, según los expertos, tampoco es muy halagüeña.
En un Diálogo sobre el Futuro del Agua celebrado el pasado lunes en Alicante, Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, aseguró que "nos vamos a tener que manejar en escenarios extremos", en los que hay que prepararse para "inundaciones o sequías máximas".
Asimismo, destacó que hasta un 75% de la península podría experimentar un episodio de desertificación y señaló que hasta 27 millones de españoles podrían sufrir escasez de agua en un escenario no muy lejano, en 2050. "Si no hay medidas, las sequías afectarán a un 70% más del territorio en 30 años".
Espacios verdes y agua 'sostenible'
Ante las alertas de científicos y expertos, organizaciones como la Unión Europea han puesto en marcha proyectos no sólo de lucha contra el calentamiento global, sino también de adaptación. Es el caso de LifeWatercool, una iniciativa que pretende aplicar los avances de la tecnología para el ahorro de agua.
Ciudades como Sevilla se han ofrecido para ser parte del proyecto piloto. Como recoge Efe, la capital andaluza ensayará un sistema de confort climático que combine tecnología y uso de agua en una parada de autobús en la avenida de la Cruz Roja, en el distrito de la Macarena. También pretende implementarse en las calles Monte Mayor, Doctor Jiménez Díaz y Manuel Villalobo.
Naciones Unidas alertaba que las ciudades sufrirían un aumento de la temperatura media de hasta 4ºC más para finales de este siglo
El objetivo es combatir las altas temperaturas en el área urbana de la ciudad andaluza a partir de un sistema sostenible de recogida de agua llamado terma top. Este proyecto incluye además la instalación de sistemas de drenaje del agua de escorrentía que garanticen la disponibilidad del recurso en los aljibes.
En este programa se contemplan además otro tipo de actuaciones como pavimento permeable, sistemas de filtración de agua para jardineras y carriles bici con pavimento catalítico, dejando que llegue solo un pequeño porcentaje de agua a las depuradoras.
Además de esto, se prevé aumentar los espacios verdes, de tal forma que esto también contribuya a reducir las temperaturas que alcanza Sevilla en verano, capturen dióxido de carbono y generen corredores verdes que reduzcan el posible efecto isla de calor del que alertaba Naciones Unidas.
Sevilla es una de las ciudades que ahora mismo atraviesan una situación de sequía, por lo que proyectos como este suponen un doble beneficio, sobre todo ante un escenario que la ciencia dibuja más árido y caluroso. Por un lado, consiguen adaptar las infraestructuras al ahorro de un recurso esencial, y por otro, evitan sobreexplotar un recurso que se avecina escaso en esta zona si se atiende a los datos que ofrecen los últimos estudios sobre el clima.
No obstante, el informe publicado por la ONU en el marco de la Cumbre del Clima en Glasgow también resaltaba la inclusión de más espacios verdes como parte de la adaptación de las ciudades al cambio climático.
Con la remodelación de la Plaza de España, Madrid ha conseguido eliminar el paso de vehículos en superficie
Entre las ciudades que destacaba el documento se incluía Barcelona que, en la próxima década, planea llevar a cabo proyectos como convertir 21 calles y 21 intersecciones del Eixample en pequeños parques y zonas públicas. Es decir, devolver al ciudadano el espacio ocupado por vehículos para ayudar así también a reducir la contaminación y el calor.
Asimismo, el texto también destacaba la idea de remodelación de la Plaza de España de Madrid, que ha sido recientemente inaugurada. Con este proyecto, la capital ha conseguido eliminar el paso de vehículos en superficie y, donde antes había carretera y asfalto, ahora hay un espacio verde peatonal que cuenta con 1.100 nuevos árboles y zonas de descanso.
Ciudades sanas
El estudio Índice de salud de las ciudades del Instituto DKV de Vida Saludable y la consultora Idencity señala que Cádiz, Huesca, Salamanca, Burgos y Valladolid como las zonas urbanas con mejor salud medioambiental. Para ello, han analizado factores como el entorno, salud de la población, condiciones socioeconómicas, comunidad y servicios de salud.
En el último informe del IPCC se diseñaba un escenario de falta de precipitaciones en el área mediterránea en las próximas décadas
Otras ciudades como Madrid y Barcelona, a pesar de que están llevando a cabo medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, presentan datos muy preocupantes. Sobre todo en cuanto a emisiones de gases como el dióxido de nitrógeno, que tiene una influencia importante sobre la salud de la población.
No obstante, los resultados del estudio arrojan un margen de mejora en temas como el urbanismo o la movilidad en las ciudades. Sobre todo si se quiere evitar "un impacto climático total", como afirmaba en otro artículo David Vieites, investigador y director de Cambio Global del CSIC, que aconsejaba replantear cuanto antes cómo van a crecer las ciudades.