La cumbre mundial del clima en Glasgow (Escocia) ya ha arrancado y las negociaciones empiezan a dar sus primeros pasos. Hasta el 12 de noviembre, los líderes mundiales, empresas y organizaciones reunidas en la ciudad escocesa tratarán de unir fuerzas para intentar cumplir el objetivo que ya se marcó en 2015 con el Acuerdo de París: no alcanzar un aumento de las temperaturas superior a 1,5ºC en este siglo.
Las esperanzas por cumplir esta premisa se tambalean después de que el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2021 de Naciones Unidas mostrara –a cinco días de la COP26– que los nuevos compromisos climáticos de los países ponían al mundo camino de un aumento de la temperatura global de 2,7 °C para finales de siglo.
Es decir, el doble de lo contemplado en el Acuerdo de París, el primer gran tratado por el clima ratificado por hasta 197 países.
Esta cita mundial por el clima pretende ser la cumbre de las acciones climáticas en la que se renovarán los compromisos de los países para frenar el cambio climático. Hasta ahora, los países que más contribuyen a contaminar el planeta son China, Estados Unidos, India, Rusia y Japón. Sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) anuales requieren recortes y acciones inmediatas para evitar el calentamiento global en las próximas décadas.
No obstante, el gigante asiático, por ejemplo, no contempla una neutralidad climática –de cero emisiones– hasta 2060, al igual que Rusia. Es más, espera alcanzar su pico de emisiones antes de 2030.
China espera alcanzar su pico de emisiones antes de 2030
Por contra, otros países como Estados Unidos se han reincorporado a la lucha contra el cambio climático prometiendo reducir sus emisiones hasta en un 53% en esta década y llegar a las cero emisiones en 2050. En esta misma línea se mantiene Japón, que pretende reducir sus emisiones en un 46% para 2030. India, en cambio, no ha aclarado aún cuándo alcanzará la neutralidad climática.
¿Cómo llega España a la COP26?
Los compromisos que han entregado los países previamente a la cumbre del clima y que se debaten estos días son los conocidos como NDC: contribuciones determinadas a nivel nacional. Son documentos en los que los países ponen sobre el papel las medidas y acciones que pretenden tomar para contribuir a la reducción de emisiones a la atmósfera.
España, como el resto de países comunitarios, no tiene un NDC. Al estar integrada en la Unión Europea, la organización presenta un único compromiso tras unificar los planes nacionales de cada uno de los países de la UE.
Como explica Mar Asunción, responsable de Clima y Energía de WWF, "España, como el resto de la UE, tiene que presentar un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) donde se explican los objetivos". Después, "la UE tiene que asegurar que con todos los planes de los estados miembros se va a conseguir el objetivo entregado conjuntamente a las Naciones Unidas".
El documento presentado por el ejecutivo comunitario recoge un objetivo actualizado y reforzado de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, de aquí a 2030, de al menos un 55% con respecto a los valores de 1990.
Svenja Schulze, ministra federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania, señaló en su día que, con este compromiso, se enviaba "un mensaje firme" para que el resto de países siguieran el mismo ejemplo. "Nos enfrentamos a una crisis climática y para resolverla necesitamos la participación de todos. Ante estos ambiciosos objetivos, otros países pueden contar con la UE para liderar esta transición mundial", aseguró.
La reducción de emisiones de España no es suficientemente ambiciosa para mantener la temperatura global por debajo de 1,5ºC
La acción contra el cambio climático requiere un esfuerzo global, pero inmediato de los distintos países. En el caso de España, su PNIEC incluye una reducción de un 23% de emisiones para 2030 de gases de efecto invernadero respecto a 1990. Lo que implica este objetivo marcado es que se eliminen una de cada tres toneladas de los GEI que se emiten actualmente.
Para Asunción, España llega a la COP26 con bastantes medidas en marcha, pero reconoce que "hay una debilidad importante en la reducción de emisiones", porque "no es suficientemente ambiciosa para mantener la temperatura global por debajo del límite de 1,5 °C".
La experta insiste en que, sin embargo, es precisamente ese compromiso el que se está pidiendo cumplir a todos los países y para el que hacen diseñar acciones acordes a él.
No obstante, como reconoce Asunción, la ley de cambio climático y transición energética aprobada este año contempla algunas medidas importantes para frenar el calentamiento global.
Más allá de la reducción de emisiones y el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2050, el texto propone otras cuestiones como alcanzar una penetración de energías de origen renovable en el consumo de energía final de, al menos, un 42% (frente a cerca del 20% actual), lograr en 2050 un parque de turismos y vehículos comerciales ligeros sin emisiones directas de CO₂ o la prohibición de nuevas exploraciones y proyectos de extracción de hidrocarburos en España.
Así las cosas, a estos compromisos se suma el declarado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado 1 de noviembre en la primera sesión plenaria de intervenciones de jefes de Estado y de Gobierno de la 26ª edición de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 26).
Sánchez incrementará un 50% la financiación climática hasta llegar a los 1.350 millones de euros anuales
Sánchez intervino para anunciar que incrementará un 50% la financiación climática hasta llegar a los 1.350 millones de euros anuales a partir de 2025 en ayudas económicas a países menos desarrollados, de tal manera que puedan afrontar una transición energética sostenible y justa.
Asunción apunta que aunque "España está comprometida en la lucha contra el cambio climático", sus objetivos se quedan cortos. Como explica, el compromiso global de los 100.000 millones de dólares se hizo en 2009 y se dijo que iba a cumplirse en 2020, pero a fecha de 2021 aún no se ha alcanzado.
Algunos deberes pendientes
Desde WWF, insisten en que "es necesario acelerar tanto la transferencia de fondos como también la acción climática y la ambición. Tenemos que actuar ya". Aseguran que "el compromiso de 2025 es demasiado a largo plazo", porque "los países más vulnerables necesitan ya esa contribución, también para recuperar la confianza en que ese compromiso se está cumpliendo".
Entre los deberes pendientes, asegura Asunción, España tiene que actualizar el objetivo de reducción de emisiones de la ley de cambio climático y transición energética, así como la puesta en marcha urgente de una fiscalidad ambiental que lance un mensaje muy claro sobre las actuaciones que deben incentivarse y aquellas que no.
Medidas que se encuentran dentro del marco regulatorio existente, pero en unos plazos que, para la experta, "tienen que reducirse, porque estamos en una situación de emergencia climática".
En su opinión, "la venta de vehículos de motor de combustión se tendría que dar ya en el año 2025 y nos están emplazando a períodos mayores".
"Los compromisos habría que acelerarlos. Lo que hagamos en esta década es fundamental. Cuanto antes asumamos las actuaciones para descarbonizar la economía va a ser menos costoso tanto a nivel económico, ecológico y social", aseguran desde WWF.
Medidas que están a la altura de la capacidad del país, pero que requieren de ambición para crear un marco que no genere incertidumbre y se alcancen los objetivos mundiales propuestos.