Las bebidas isotónicas, diseñadas para deportistas, se promocionan como una bebida apta para consumo habitual, aunque no se esté realizando ninguna actividad física. Esto puede acarrear sus consecuencias, ya que, a pesar de relacionarse en publicidad con hábitos de vida saludable, su consumo continuado y sin una relación a actividades deportivas puede ser perjudicial para la salud.
Para entrar un poco en vereda, hay que señalar que lo que favorecen estas bebidas es la hidratación o la absorción de agua y, para que el organismo se lo permita, deben tener la misma concentración de compuestos en el organismo que la sangre. Por eso, el líquido isotónico contiene agua, cantidades variables de hidratos de carbono simples (fructosa, glucosa, sacarosa) y complejos (almidón y maltosa), además de minerales como sodio, potasio, magnesio, calcio, cloruros y fosfatos. Aunque es recomendable echar un vistazo a los ingredientes, ya que no todas las bebidas para deportistas son bebidas isotónicas.
No son un refresco
Por su composición, las bebidas isotónicas no son un refresco, por lo que no deberían de ser sustitutivas del agua (los refrescos tampoco). El porcentaje de sales minerales que contienen pueden ser dañinos para los riñones, el corazón o el balance de líquidos corporales que hay en el organismo. "Para que tengan utilidad, habría que realizar una actividad física que implique la pérdida de entre 500 y 1.000 mililitros de agua a través de la sudoración. Si el ejercicio es suave o, simplemente, se va a permanecer sentado en una silla o sofá, lo único que van a hacer las bebidas isotónicas es aumentar la concentración de minerales en sangre", explica Concepción Martínez, nutricionista deportiva.
Su consumo no está recomendado para menores
Los niños y adolescentes pierden menos sales minerales durante la sudoración si se compara con un adulto. Por lo tanto, al consumir este tipo de bebidas, con más sales minerales de las que necesitan o han perdido durante el ejercicio, puede aumentar el riesgo de padecer hipertensión, según la Fundación del Corazón. Asimismo, estas bebidas contienen azúcares de absorción rápida, los cuales, sobre todo en menores, pueden incrementar el riesgo de padecer obesidad y sobrepeso, además de dañar la salud dental, provocando caries.
Gran cantidad de azúcar
La mayor parte de las bebidas energéticas contienen azúcar, aunque también existen versiones light o zero. El problema es que consumir habitualmente o, incluso, varias veces al día estas bebidas, implica un gran consumo de azúcar. El mayor problema de excederse con el azúcar es que empeora muchos factores de riesgo: obesidad, diabetes o hipertensión, cómo relaciona un estudio publicado en la revista Open Heart, que revela cómo el azúcar añadido aumenta el riesgo de sufrir hipertensión.
En concreto, la cantidad de azúcar que pueden contener estas bebidas son 15 gramos por cada 250 mililitros. "No es necesario tomar azúcar refinada para hacer deporte, por lo que lo mejor es decantarse por la versión light", destaca Martínez. Incluso partiendo del supuesto de estar realizando ejercicio de alta intensidad, cuando el cuerpo demanda recuperar los niveles de glucógeno en sangre de forma rápida, es mejor recurrir al azúcar natural. Por ejemplo, como la que se encuentra en alimentos como la fruta, que además aporta otros beneficios como vitaminas y fibra.
En cuanto a la obtención de electrolitos, también puedes recurrir a alimentos como el plátano, como hace en múltiples ocasiones, Rafa Nadal. Por último, para la hidratación a secas, bastaría con beber agua, por lo que es fácilmente sustituible la ingesta de bebidas isotónicas aún en el caso de estar realizando ejercicio.
"Recomiendo recurrir a frutas enteras para la obtención de minerales, ya que a veces podemos tener rutinas de ejercicio moderadas en vez de intensas, consumir con las bebidas isotónicas más minerales de los perdidos y aumentar el riesgo de sufrir una enfermedad renal o incluso arritmias cardiacas", sentencia la nutricionista.