Los tres alimentos del desayuno típico madrileño que están destrozando tu cuerpo sin darte cuenta
Café, zumo de naranja y churros es un menú de lo más habitual para comenzar el día, pero no lo más recomendable para una vida sana.
8 febrero, 2022 03:44Noticias relacionadas
Para comenzar el día con energía, lo más habitual es pensar que debemos hacer gala de un desayuno copioso. Si puede ser, uno que lleve café, zumo de naranja y acompañantes: croissant, tostadas, cereales... Eso ya va en gustos. En las terrazas madrileñas, uno de los más populares es aquel que lleva churros. Elemento indispensable de la gastronomía de la capital, incluso se ha hecho hueco en nuestras costumbres: quién no ha dado la bienvenida al año nuevo con un buen plato de churros y chocolate. No obstante, que sea popular, no quiere decir que sea bueno.
El problema del churro es el mismo que el de la bollería industrial: las harinas refinadas. Que una harina sea de dicho tipo o integral depende de su proceso de elaboración, que se sustenta, básicamente, en moler granos de cereales. Éstos se componen de tres partes: salvado, germen y endosperno y, cuando el harina lleva los tres, se considera integral. Si tan sólo lleva endosperno, que es lo más habitual, se habla entonces de harinas refinadas o blancas.
El problema de éstas es que han perdido en el proceso una gran cantidad de fibra, el componente estrella de los cereales. La harina que se obtiene es nutricionalmente mucho más pobre, ya que tan sólo se queda con el almidón, una macromolécula que, cuando se descompone en el organismo, lo hace en forma de glucosa. La glucosa no es algo malo, de hecho, es el azúcar que utilizan las células para obtener energía. El problema es que, al venir de un producto refinado, es mucho más digerible y, por lo tanto, pasa rápidamente a la sangre, por lo que el páncreas liberará insulina para ayudar a que las células capten la glucosa que necesiten.
Cuando este proceso se repite con frecuencia, el cuerpo generará cada vez más insulina para ayudar a las células, ya que estarán 'acostumbradas a ella'. Esto es lo que da lugar a picos de insulina que pueden derivar en enfermedades como la diabetes de tipo 2, además de problemas cardiovasculares y metabólicos.
Los peligros del azúcar
Lo mejor es eliminar productos con harinas refinadas de nuestra dieta o, por lo menos, evitarlos en la medida de lo posible. Sin embargo, no toda la culpa de desterrar este clásico desayuno es de los churros, ya que el zumo y el café también tienen lo suyo.
El zumo de naranja es una de las bebidas más veneradas en el desayuno. Sobre él, hay también varios mitos; sólo hay que pensar cuántas veces se ha escuchado eso de: tómatelo rápido, que se le van las vitaminas. Pues bien, en realidad ni rápido ni lento. Lo mejor es no beberlo. La razón reside en la cantidad de azúcar que contiene. La mayor parte de ésta es fructosa, la cual, ingerida en grandes cantidades puede entorpecer el trabajo del hígado y favorecer la proliferación de varios problemas de salud, como obesidad, diabetes tipo 2 o hígado graso.
Además, según un estudio publicado por la revista BMJ, el consumo frecuente de bebidas azucaradas, entre las que se encuentra el zumo, está asociado con una mayor probabilidad de sufrir cáncer.
En defensa del café, por sí solo no hay que demonizarlo. De hecho, se ha relacionado su bebida con beneficios para la salud, ya que puede ofrecer cierta protección contra la enfermedad de Parkinson y enfermedades hepáticas. Sin embargo, su principal problema reside en la cafeína, que, en grandes cantidades, además de quitar el sueño a más de uno, puede llegar a aumentar la presión arterial.
El falso mito del desayuno
Para más inri, hay algunos que necesitan añadir azúcar para al café, la cual, combinada a la del zumo de naranja, hacen de este desayuno una bomba de relojería en potencia.
Para conseguir un desayuno saludable, basta con seguir unas sencillas pautas, como la que del plato perfecto de Harvard, explicado en este artículo de EL ESPAÑOL y que, en muy resumidas cuentas, se sustenta en una dieta donde priorice en los platos un 50% de frutas y verduras y sumar un 25% de proteínas saludables, como pescados, aves, legumbres y nueces.
A priori, una comida a primera hora del día y que siga estas pautas puede resultar chocante, pero hay que tener en cuenta que sobre el desayuno se han creado un halo de mitos que no son del todo ciertos. Este reportaje de El ESPAÑOL explicaba que ni es la comida más importante del día ni la necesaria para comenzar el día con energía. Sí que muchos necesitarán de él para llegar saciados a la siguiente comida y controlar la ansiedad y las ganas de comer. Eso dependerá de la persona. Lo importante es que, más allá de cumplir la norma a raja tabla de desayunar o no, lo que se debe tener presente es que se haga de forma saludable y que, como reza el artículo, "tenga sentido dentro del resto de comidas del día".