Hay una broma habitual en los círculos castrenses que dice que cuánto más poderoso es un ejército, peor es su comida: los soldados más hambrientos serían más feroces y los mejor alimentados, más dóciles. La realidad es muy distinta: de la lata de conservas desarrollada en época napoleónica a las modernas raciones militares, ejércitos de todo el planeta se han obsesionado por mantener adecuadamente nutridas a las tropas en movimiento, evitando hambrunas, enfermedades, deserciones y saqueos.
Si "un ejército marcha al ritmo de su estómago" -otra frase atribuida a Napoleón Bonaparte-, el Ejército Soviético, un mastodonte capaz de movilizar a más de cuatro millones de efectivos, lo hacía con las raciones secas. Según explica el Museo de Tanques de Kubinka, el pan seco, similar a galletas saladas, ha sido la base de la alimentación de los soldados rusos desde la época zarista. La URSS introdujo las conservas de carne de ternera o caballo, y de tushonka, un verdadero guiso de batalla.
Con la Guerra Fría llegaron mejoras: lácteos, fruta y verdura en conserva, té y "un gran terrón de azúcar". Sin embargo, esta dieta resultó ineficaz durante la invasión de Afganistán, y la guerrilla extremadamente cruenta entre las fuerzas especiales soviéticas y los muyahidines. La URSS introdujo entonces la "ración de montaña", que todavía está en activo: más de 5.000 calorías pensadas para alimentar a pequeños grupos aislados tras las líneas enemigas. El éxito de la iniciativa se extendió al resto de efectivos en forma de ración de combate individual para 24 horas.
Para quien tenga curiosidad, estas raciones se pueden adquirir online, aunque no resultan en absoluto baratas. Y youtubers como Sezar Blue y Curiosidades con Mike ya han emprendido el reto de catarlas para deleite de sus seguidores. Las reacciones al paladar varían, pero el hecho es que los soldados rusos no disfrutan de la variedad gastronómica de los españoles, que tienen una gama de cinco menús y otros cinco complementos para alternar. Así, el contenido de los guisos y estofados enlatados básicos puede variar en fuentes de proteínas y carbohidratos, pero los testimonios de veteranos apuntan a que, si bien pueden estar "bastante buenos", a la larga resultan monótonos.
La totalidad de la ración se conserva en una caja de unos 700 gramos dentro de un sobre hermético, que evita que se deteriore por las condiciones ambientales. Dentro se encuentra todo lo necesario para realizar hasta cuatro comidas diarias, empezando por un hornillo plegable ('taganok') acompañado de cuatro pastillas de combustible sólido que permiten tomarlas calientes, aunque no es imprescindible. El error de novato, según cuentan los mismos testimonios, es calentar directamente la lata cuando al parecer quedan mejor al baño maría dentro de una "tetera militar".
El pan seco sigue siendo el pilar del "rancho", esta vez en forma de 200 gramos de galletas saladas tipo 'crackers'. A continuación, vienen las tres conservas que van a servir de plato principal: un estofado de carne o pescado; gachas de trigo sarraceno con carne; y legumbres (judías) con carne. También viene una lata con un tipo de paté y otra con un puré de verduras que ha sorprendido mucho a los youtubers. En realidad se trata del caviar de calabaza, enormemente apreciado en la gastronomía rusa. Los cubiertos y abrelatas vienen incluidos en la caja.
El alma rusa no se entiende sin té, y la ración incluye suficiente como para preparar dos tazas de té negro y otras tantas de café. Como edulcorante, tres sobres de 20 gramos de azúcar cada uno. En el vídeo sobre estas líneas, Mike utiliza uno en su infusión y se queda sorprendido por la cantidad que supone. Como postre, una mermelada de fruta con consistencia de gelatina, además de caramelos, multivitaminas "para tomar en el desayuno", una "bebida concentrada" y 50 gramos de ciruelas en conserva. Completan el inventario unas pastillas potabilizadoras de agua y unas pizcas de sal y pimienta.
El valor energético total de la ración es de 3.100 kilocalorías, cuando el aporte diario recomendado para un adulto está entre las 2.000 y las 2.500 kcal. Esto, sin embargo, está en la línea de lo que consumen el resto de militares en campaña. "El gasto energético que un soldado realiza derivado de la actividad física y del ejercicio físico es mucho más elevado que el de un civil", explicaba a EL ESPAÑOL Borja Bandera, médico especialista en Endocrinología y Nutrición y divulgador de salud en YouTube.
Por otro lado, la ración supone 128 gramos de proteínas -más del doble de las que se tomarían en circunstancias normales-, 450 gramos de carbohidratos y 100 de grasas, confirmando que se trata de una alimentación muy energética pensada solo para momentos puntuales. "Los problemas derivados del consumo frecuente de estos alimentos, como el hígado graso, simplemente no existen cuando cubres mínimo 20 kilómetros con una mochila de 12 kilogramos en la espalda todos los días", explicaba Bandera. No obstante, la falta de fibra alimentaria, presente en la fruta y verdura fresca, puede provocar estreñimiento con estas raciones.