Cuatro de cada diez menores de 15 años siguen una dieta de baja calidad y más de la mitad son sedentarios, unos hábitos que ponen en peligro su salud cardiovascular y que, si no cambian, podrían acortar entre 6 y 8 años su esperanza de vida, convirtiéndoles en la primera generación que viva menos que sus padres.
Así lo han advertido este lunes los doctores Javier Aranceta, presidente del Comité Científico de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), y Andrés Íñiguez, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), durante la presentación de los resultados de la segunda oleada de la Encuesta de Salud (Esfec).
El mismo día que se celebra el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, este estudio, elaborado a través de 410 encuestas realizadas el verano pasado, revela que el 35 % de los chicos españoles de hasta 15 años presenta dos o más factores, un porcentaje que se eleva al 40,7 % si pertenecen a entornos sociales más desfavorecidos.
Uno de cada cinco, el 20,5 %, tiene sobrepeso y el 8,7 %, obesidad; el sobrepeso es mayor en las niñas (23,7 %) que en los niños (17,4 %), al contrario que la obesidad, que es mayor en ellos (11,6 %) que en ellas (5,9 %). Atendiendo a los grupos de edad, el sobrepeso es similar en ambos, pero la obesidad es más frecuente en el tramo 1 a 9 años.
Apenas el 6,9 % de los encuestados sigue la dieta mediterránea frente al 39,1 % que mantiene una de muy baja calidad, según la puntuación del índice del Kidmed de adherencia a la dieta mediterránea. Algo más de la mitad de las familias, el 54 %, admite que la dieta de los chicos puede mejorar.
Por sexos, el 42,3 % de las chicas presenta una baja adherencia a esta dieta frente al 36,2 % de los chicos. El dato empeora con la edad, ya que pasa del 38,1 % en los menores de 1 a 9 años al 40,8 % en aquellos de 10 a 15 años.
De nuevo, la clase social influye en la dieta: los de clase media (44,1 %) y más desfavorecida (39,5 %) tienen una peor calidad en su alimentación que los de clase social alta (34,6 %).
La mitad de los menores, el 51 %, son sedentarios, ellos más que ellas (53,6 % frente al 48,5 %), aunque la cifra se dispara en el tramo 10-15 años hasta el 66,5 %, cuando en el 1-9 es del 39,8 %. Aquellos de clase alta son más sedentarios (53,3 %) que los de media (49 %) y de entornos más vulnerables (50 %).
Un tercio de los chicos pasan, entre semana, más de dos horas diarias pegados a las pantallas, mientras que, en fin de semana, son 3 de cada 4, especialmente los menores de entre 10 y 15 años.
Pese a ello, el 97 % de las familias está convencida de que el estado de salud de sus hijos es bueno o muy bueno, cuando en realidad, si siguen sin modificar estos malos hábitos, podrían convertirse "en la primera generación que viva menos que sus padres", ya que el sobrepeso y la obesidad reduce su esperanza de vida entre 6 y 8 años, ha advertido Aranceta.
Y al doctor no le preocupa que "vivan menos desde un punto de vista cuantitativo, sino cualitativo", de forma que empiecen a desarrollar mucho antes enfermedades cardiovasculares, que suponen casi 120.000 fallecimientos al año en España, otras como la diabetes o la artrosis.
De ahí que haya insistido en la necesidad de la prevención; y la prevención "empieza en el embarazo", pues diversos estudios ya han apuntado la relación existente entre la alimentación que lleva la mujer en este periodo con la preferencia por alimentos insanos.
Además, el experto ha abogado por aumentar "la alfabetización alimentaria" desde la etapa preescolar, "trabajando con padres, madres, población infantil y profesorado", así como el impulso del deporte escolar, las actividades de ejercicio físico o juegos en el colegio, centros cívicos y espacios de barrio para poder hacerlo o limitar la venta de alimentos no saludables en los centros educativos, entre otros.