El gazpacho es uno de los platos de la gastronomía de España que ha conquistado al mundo, aunque la receta se haya visto adulterada por el camino hacia su popularidad internacional con ingredientes como el tabasco o el aguacate como lamentaba hace unos meses el chef José Andrés. Pero, con la mano en el corazón, hay que admitir que la receta actual también es una innovación a partir de la difusión en el siglo XVII de dos innovadores cultivos llegados de las Américas, el tomate y el pimiento.
¿Qué se consumía entonces? Las crónicas romanas hacen referencia al salmorium, el ancestro del salmorejo: una sopa fría elaborada a partir de ajo, pan, aceite de oliva y sal. Según explicaba el decano del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía, Luis J. Morán Fagúndez. "A veces añadían almendras u otros frutos secos" como fuente de energía y proteína vegetal. "Esa mezcla podía ser aligerada con vinagre y con agua". Las virtudes de este alimento para hidratar y sustentar a los campesinos extremeños y andaluces aparece recogida en época de los Reyes Católicos.
Los amantes de la enorme variedad gastronómica que nos ofrece la Dieta Mediterránea habrán reconocido la crema cuya receta sigue con mayor fidelidad la del antepasado de todos los gazpachos: el ajoblanco. Por citar la receta malagueña del chef Dani Muñoz, los ingredientes enteramente naturales no han variado con el paso de los siglos: un diente de ajo, 150 gramos de almendra cruda, 325 ml de agua, 15 ml de aceite de oliva, 7,5 ml de vinagre de Jerez y un pellizco de sal. Si vamos a adquirirlo envasado, estos son los únicos ingredientes que deberían figurar para poder considerarlo un producto de calidad.
Por ese motivo, los mismos gastrónomos mediterráneos estarán de enhorabuena al saber que vuelve a los estantes de los supermercados Mercadona uno de sus principales éxitos, el 'Gazpacho blanco de almendras Hacendado con ajo blanco'. Comercializado en packs de tres bricks de 330 ml y producido por JGC (Madrid), los ingredientes son los mismos que los detallados en la receta del chef Muñoz, con el añadido de un chorrito de limón. No solo se trata de un producto 100% natural y saludable, sino que incorpora aceite de oliva virgen extra (AOVE), la mayor calidad posible dentro de los aceites.
La temporalidad de este producto coincide con los meses más cálidos del año, lo que es apropiado: dado que la mayor parte del producto es agua, es una forma perfecta de mantenernos hidratados sin ingerir calorías en exceso, como podría ocurrir con los refrescos. 100 mililitros de ajoblanco nos aportarán menos de 100 kilocalorías, con más de 2 gramos de proteína vegetal y 1,4 de fibra alimentaria. El principal aporte alimentario, sin embargo, viene de la grasa, que supone 8,5 gramos por cada 100. Esto podría resultar nocivo en otro alimento, pero la cosa cambia si hablamos del AOVE.
Tal y como recordaba la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la diferencia entre el AOVE y el resto de aceites se encuentra en la materia prima: un 100% de zumo de aceitunas sin defectos y recogidas en su momento óptimo de maduración. El resultado es una acidez máxima de 0,8 gramos por cada 100, cuando el aceite virgen 'a secas' -que también es 100% oliva - puede alcanzar el 2%. Además, el método de prensado debe ser tradicional.
Más allá del resultado al paladar, el aceite de oliva virgen extra es la variedad que ha demostrado tener más beneficios para la salud: ayuda a reducir la presión arterial y a prevenir el riesgo de accidentes cardiovasculares. Los fenoles presentes son responsables de una amplia variedad de efectos protectores: la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha reconocido su acción contra la oxidación de los lípidos en sangre, clave a la hora de retrasar el desarrollo de distintas patologías, frenar el envejecimiento celular y mantener un óptimo estado.
Las almendras son otro alimento extremadamente beneficioso: son ricas en grasas insaturadas-antiinflamatorias y protectoras contra el colesterol-potasio, magnesio y vitamina E. Y qué decir del ajo, el 'superalimento' más tradicional y rico en manganeso, vitamina B6, vitamina C, selenio y fibra. Con todo, hay un ingrediente a vigilar en el ajoblanco, el gazpacho y el salmorejo: la sal. Tomar uno de estos bricks aportaría tres gramos de sal, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda no exceder de los cinco gramos diarios.