La tostada de mantequilla y mermelada es uno de los clásicos de la hora del desayuno en España y, por desgracia, no es la opción más saludable que podemos llevarnos a la boca. La mantequilla es un alimento muy calórico porque el 83% de su peso está formado por grasas y, además, los ácidos grasos saturados forman más de la mitad de estas. Es decir, es un alimento que debe consumirse de manera esporádica y en pequeñas cantidades, aunque al proceder de la leche, no resulta tan dañina como otras grasas saturadas.
Ahora bien, la mermelada es el producto que puede resultar más engañoso porque, aunque esté hecha a base de frutas, no se trata de un producto saludable. Todas las mermeladas del supermercado cuentan con una gran cantidad de azúcares añadidos en su composición y, por eso, se considera que favorecen la obesidad y se relacionan con las enfermedades cardiovasculares. De todas formas, las mermeladas que encontramos en el supermercado pueden promocionarse con diferentes denominaciones.
En este sentido, la farmacéutica y experta en seguridad alimentaria, Gemma del Caño ha escrito un hilo en su cuenta de Twitter en el que desvela todo el misterio que hay sobre las diferentes etiquetas de mermeladas. Lo más llamativo a priori es que solemos llamar mermelada de manera indistinta a la confitura y lo que realmente es mermelada. Aunque son parecidas, la forma en la que se elaboran es distinta: mientras que la mermelada es una cocción de trozos de fruta con la piel incluida, en la confitura sólo se utiliza la pulpa.
Más o menos fruta
Pues bien, esto sólo es el principio. Tanto la mermelada como la confitura tienen, a su vez, otras dos clasificaciones: la extra y la normal. El principal aspecto que determina esta clasificación es la proporción de fruta que contienen estas preparaciones; las que son extra, en este sentido, contienen más cantidad de fruta que las demás. El producto con más fruta es la mermelada extra que, según explica del Caño, "la cantidad de fruta utilizada para la fabricación de 1.000 gramos de producto acabado no será inferior a 500 gramos".
Por detrás de este producto, se encuentra la confitura extra que la farmacéutica describe como una "mezcla con consistencia gelificada de azúcares y de pulpa o puré de frutas". Esta receta cuenta con 450 gramos de fruta por cada 1.000 gramos de producto, por lo general. Tras los productos extra se encuentran los normales en los que se observa una reducción significativa de la cantidad de fruta y suelen contener una cantidad ligeramente mayor de azúcar.
La confitura normal cuenta con algo más de fruta que la mermelada normal: en concreto, la confitura cuenta con unos 350 gramos de fruta por cada 1.000 de producto terminado como mínimo y la mermelada, 300 gramos de fruta en la misma cantidad. Estas proporciones de ingredientes pueden llevarnos a pensar que algunos de estos productos son más saludables que otros. Aunque es mejor que lleven una proporción mayor de fruta, ninguno de los productos anteriores puede considerarse como bueno para la salud.
Mejores opciones
De hecho, tal y como explica Gemma del Caño en el mismo hilo de Twitter, ni siquiera la mermelada casera que podemos hacer en casa se puede considerar saludable. Esto se debe a que siempre lleva entre sus ingredientes una gran proporción de azúcares, incluso en las recetas más tradicionales. Por esta razón, las tostadas con mantequilla y mermelada deben ser un bocado esporádico y no formar parte del día a día en nuestros desayunos. De hecho, la cosa empeora si la extendemos sobre una rebanada de pan de molde.
Estos panes se elaboran empleando harinas refinadas —como en el caso de las barras de pan blanco, que tampoco son recomendables—, aceites vegetales, almidones, vinagres y aditivos. Una de las mejores tostadas que podemos servirnos de desayuno también es muy típica en España: podemos untar tomate triturado o colocarlo en rodajas sobre una rebanada de pan integral y añadir un pequeño chorro de aceite de oliva por encima. Este desayuno sí que puede ser consumido más a menudo.