No suele faltar en ninguna despensa y nos soluciona cualquier comida, pero no todas sus variedades son saludables. Hablamos de la pasta, un alimento que combina fácilmente con prácticamente todo y ofrece un sinfín de variedades, ya sea en su formato seco o en el fresco, con o sin relleno, con formas y colores casi infinitos. Sin embargo, los médicos llevan tiempo advirtiendo de los peligros del consumo de aquellos tipos que están elaborados con harina refinada y, en cambio, recomiendan las variedades integrales, que en Mercadona son tres: macarrones, espaguetis y corallini.
Los nutricionistas no se cortan ni un pelo al llamar veneno blanco a las harinas refinadas con las que, además de la pasta, se elaboran otros bocados tan famosos como el pan. En España, según el Ministerio de Agricultura, tomamos 30,07 y 4,22 kilos de estos dos alimentos, respectivamente, aunque los más paneros se van dando cuenta de que deben priorizar la opción integral si lo que quiere es tener una alimentación saludable. De hecho, las ventas de panes integrales ha crecido en más de dos kilos por persona al año.
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Pero, ¿qué problema hay con las harinas refinadas? "Si eliminamos los alimentos de color blanco de la dieta habitual, no solo perderemos peso, sino que reduciremos los riesgos de enfermedades crónicas y mejoraremos nuestra salud general", explica el epidemiólogo Miguel Ángel Martínez-González en su libro ¿Qué comes? Ciencia y conciencia para resistir. Los cereales no integrales, a los que se les ha retirado la capa de salvado y por eso son blancos, pierden muchos componentes importantes y uno de los más relevantes es la fibra.
¿Qué pasa al refinar?
Cuando se elimina esta fibra del cereal, los almidones que contienen los cereales se convierten rápidamente en azúcares simples y se absorben a gran velocidad en el torrente sanguíneo, una característica que se conoce como índice glucémico alto y se relaciona con la aparición de patologías como la diabetes tipo 2. Esto se explicaría al tener en cuenta que cuando los azúcares de un alimento penetran en gran cantidad y en un período corto de tiempo, el páncreas segrega insulina de manera proporcional, algo que, de darse de forma habitual, aumenta el riesgo de desarrollar resistencia a la hormona.
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Además, los alimentos con alto índice glucémico tienden a provocar una sensación de hambre antes de tiempo, con lo que animan a un sobreconsumo de calorías. Amy Sha, doctora en Harvard, incide sobre la harina refinada como uno de los alimentos que campan a sus anchas para hacer que otros productos sean más palatables y fáciles de consumir. En este caso, retirando salvado y germen del cereal, las harinas tienen más vida útil, pero pierden vitaminas, minerales y la ya mencionada fibra.
Tres pastas integrales en Mercadona
Atendiendo a estas cuestiones, Mercadona ofrece tres tipos de pastas integrales, todas ellas fabricadas por Cerealto Siro Foods SL, de Palencia. La primera de ella a base de macarrones, los Penne integral Hacendado, que se comercializan en paquetes de 500 gramos a 1,20 euros. Indicados para ensaladas, pero también para recetas de pasta gratinada o guisada, a su lado encontramos espaguetis, perfectos para combinar con casi cualquier salsa caliente. Los Spaghetti integral Hacendado vienen igualmente en paquetes de 500 gramos y cuestan también 1,20 euros, al igual que la Pasta corallini integral Hacendado.
En este caso, este tipo de pasta pequeña es ideal para cocinar con caldos y preparar sopas claras como consomés, pero también para añadir a cremas y purés. En el etiquetado de estas tres versiones integrales de pasta vemos que comparten valor nutricional y cuentan con 345 calorías por 100 gramos, 2,4 gramos de lípidos (0,5 gramos de grasas saturadas), 62 gramos de hidratos de carbono (3,7 gramos azúcares), 10 gramos de fibra, 13,5 gramos de proteína y 0,01 gramos de sal.
Qué cocción es más sana
El ingrediente principal es el mismo para las tres: la sémola integral de trigo duro, precisamente el único que debe llevar una pasta para que sea realmente integral: "la sémola de algún cereal", como apunta la farmacéutica Marián García en su libro El jamón de York no existe. La Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), por su parte, recoge en su Guía de Alimentación Saludable que es recomendable "tomar pasta integral dos o tres veces por semana".
En este punto, el médico especialista en Medicina Preventina, Lluis Serra, añade también que para que sea lo más saludable posible también hay que poner cuidado en su cocción y cocinarla al dente porque dejar blanda, como es común en España, "aumenta el índice glucémico al doble". Teniendo esto en cuenta, si además la dejamos enfriar y la metemos en la nevera de un día para otro, la glucemia será todavía menor.
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