
Dos rebanadas de pan de molde en el tostador.
Esto es lo que ocurre si desayunas tostadas todos los días en España: sus efectos en el colesterol y el azúcar en sangre
El pan que compramos ya tostado en el supermercado tiene una lista de ingredientes diferente a la que la ley permite para el pan fresco común.
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El pan ha recibido duras críticas en los últimos años, pero en España sigue siendo un alimento fundamental para poner sobre la mesa. El pan favorito de los españoles es, sin duda, la barra de pan blanco que se puede comer a pellizcos. Sin embargo, muchos tenemos en la cocina, por si las moscas, unos colines, unas regañás o, por supuesto, las rebanadas que ya venían tostadas cuando las compramos en el supermercado.
Son crujientes, tardan más en estropearse que el pan fresco y no corremos el riesgo de dejarlas muy quemadas en el tostador. No ayudan a adelgazar más que el pan fresco, pero estas tostadas del súper se recomiendan en algunas dietas porque nos pueden ayudar a controlar las cantidades que comemos. Pero, ¿qué llevan? Suelen parecerse más al resto de alimentos de la industria: llevan aceites vegetales, aditivos e, incluso, azúcares.
Los panes tostados son considerados por la ley española como un pan especial, y esto quiere decir que en su composición se admiten otros componentes que no pueden estar en el pan común. Estos son el gluten añadido, la leche, los huevos, los azúcares, las grasas, cacao o frutas, además de aditivos. En cualquier caso, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha comprobado los panes tostados del supermercado y sostiene que son, en general, buenos.
Eso sí, también han encontrado otros que tienen demasiados aditivos y altas cantidades de sal, que suelen ser los panes aromatizados. La OCU señala que, si vamos a comprar estos panes tostados, los que mejores perfiles han demostrado tener son los integrales y los que contienen semillas. Las diferencias de ingredientes entre los panes tostados del súper y el pan blanco también da lugar a diferentes valores nutricionales.
"Basta echar un vistazo a su composición media para ver que estamos ante un alimento que aporta bastante más grasa que el pan normal (y, por tanto, tiene un valor calórico mayor)", explica en su análisis la OCU. "Esto se debe a que son productos deshidratados, y en el mismo peso, la densidad de grasa es mayor. Aun así, se trata en general de grasas saludables". Después de tostar, los panes se secan para mejorar su textura y también para que se conserven mejor.
Pan por ley
Según la ley del pan de nuestro país, el pan común sólo puede llevar harina, agua, levadura de panificación o masa madre, y sal —no más de 1,31 gramos por cada 100 gramos de pan—. También se puede añadir salvado, sémolas y granos enteros en los panes integrales. Es decir, que los panes tostados del supermercado también contienen más grasa porque en ellos están permitidos los aceites, al contrario que en el pan común. Estos aceites, sin embargo, no deberían tener un alto impacto en el colesterol.
La opción más saludable sigue siendo el pan fresco de barra, debido a que está menos procesado que los panes tostados y en la misma cantidad contiene menos calorías. Ahora bien, debemos de recordar que es relativamente más saludable porque el pan blanco está considerado como insano, tostado o fresco. Los carbohidratos procedentes de cereales refinados tienen un alto índice glucémico y se relacionan con factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular.
Aunque el pan es un alimento de toda la vida y algunas veces se confunden con alimentos saludables, se trata de un alimento compuesto mayoritariamente por carbohidratos sencillos y con un bajo aporte de fibra. Rápidamente se convierte en azúcares en el sistema digestivo y, por eso, el pan tiene una baja capacidad para saciarnos, fomenta la obesidad y, además, puede aumentar el riesgo de padecer una diabetes tipo 2.
Los expertos, en este sentido, recomiendan que si comemos pan lo hagamos en el contexto de una dieta saludable y en porciones pequeñas. Pero, sobre todo, que consumamos su variante 100% integral. Es decir, el pan que se ha elaborado con harinas de grano completo, en las que se mantiene la capa de salvado del trigo, que contiene fibra y minerales y es capaz de reducir el índice glucémico del pan y hacerlo apto para una dieta saludable.
Si nos animamos a comer pan 100% integral, el más saludable sigue siendo el pan fresco por tener una lista de ingredientes más sencilla. Sin embargo, la OCU sostiene que los panes tostados 100% integrales del supermercado suelen respetar los niveles recomendables de sal y de aditivos.