A nadie le gusta ponerse a dieta y esto se debe, principalmente, a que pensamos que debemos sufrir para perder peso. Muchas de las personas que se ponen a régimen en España quieren ver resultados al poco tiempo de empezar, pero esta no es la mejor manera de adelgazar y mantener la nueva forma física. Lo mejor, en este caso, es llevar una dieta saludable, acostumbrarnos a esos buenos hábitos y perder peso poco a poco.
Sin embargo, lo más habitual es que vayamos al supermercado y empecemos a echar al carrito supuestos alimentos light con los que sustituir a nuestros ultraprocesados favoritos: en vez de tomarnos un refresco azucarado entre horas, tomamos uno que lleva edulcorantes artificiales; en vez de picar entre horas una chocolatina, nos comemos una barrita de muesli; y en vez de desayunar bollería, tiramos de fiambre envasado de pavo.
Este último alimento, de hecho, se ha posicionado como uno de los componentes estrella de las personas que quieren cuidar la línea que siempre tienen un sobre a mano para hacer sándwiches, coronar tostadas o, incluso, echar trocitos de una loncha en la ensalada. Si bien la carne de pavo se considera saludable, el fiambre ultraprocesado que podemos encontrar en lonchas en el súper no es igual.
Porcentajes de pavo
¿Por qué razón? Básicamente, porque este producto no sólo está compuesto de pavo. En algunas de estas lonchas puede observarse que sólo la mitad está compuesta por carne de esta ave y el resto son otros alimentos de relleno. Estos pueden ser el agua, la fécula de patata, azúcares y jarabe de glucosa, leche en polvo, aromas, extracto de especias y, por supuesto, varios tipos de aditivos para mejorar aspectos su conservación o su textura.
Si bien estos aditivos han demostrado su seguridad antes de utilizarse en la industria alimentaria, el hecho de que un alimento tenga una lista de ingredientes tan larga indica que su proceso de elaboración ha sido más dañino. El fiambre de pavo, de hecho, está considerado como un alimento ultraprocesado. Según este artículo de EL ESPAÑOL, comer más de cuatro raciones al día de estos productos se relaciona con un aumento del riesgo de mortalidad en un 62%.
Pero, además, este fiambre de pavo también es un tipo de carne procesada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en el año 2015 que estos alimentos están relacionados por varios estudios científicos con un riesgo mayor de padecer ciertos tipos de cáncer colorrectales. Por esta razón, el fiambre de pavo nunca debería ser un alimento para todos los días, por mucho que su publicidad esté enfocada a los hábitos de vida saludable.
Mejores opciones
En la misma sección donde pueden comprarse el fiambre de pavo se pueden encontrar otras opciones que contienen un mayor porcentaje de carne de pavo. Lo ideal es optar por unas lonchas de pavo que cuenten, como mínimo, con un 85% de contenido de carne de pavo. De esta manera, nos aseguramos que el resto de ingredientes menos saludables no se encuentran en un porcentaje peligroso para la salud.
Si nos gustan las lonchas de pavo cocido, un buen lugar para comprarla es la charcutería, donde un profesional puede asesorarnos para llevarnos una con el mayor contenido de carne posible. Estas lonchas cocidas siguen considerándose como una carne procesada y, por lo tanto, debemos consumirlas con moderación y de manera puntual a pesar de ser mucho mejores que las lonchas de pavo con un bajo porcentaje de carne.
Ahora bien, los filetes, solomillos o pechugas de pavo que están sin procesar y podemos comprar en la carnicería son alimentos saludables. Se trata de una carne muy similar a la de pollo, pero puede considerarse más saludable. Esto se debe a que el pavo tiene unas 60 kilocalorías menos por cada 100 gramos que el pollo —107 kilocalorías del pavo, frente a las 167 del pollo— y un porcentaje mayor de proteínas y menor de grasas.
En resumen, deberíamos evitar el fiambre de pavo porque, en la mayoría de casos, la mitad de su composición está formada por alimentos de relleno y se trata de una carne procesada asociada a una mayor mortalidad. Este producto, además, es uno de los que hace que aumente nuestro consumo de azúcares sin que nos demos cuenta.
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