Es un comentario habitual al hojear una revista del corazón: "Se han pasado con el Photoshop", se dice cuando uno de los protagonistas parece más joven que él mismo cinco o diez años atrás. El uso de este conocido programa informático era, hasta ahora, la única forma de rejuvenecer a una persona al instante y, obviamente, sólo lo hacía en fotografías.
Las cosas pueden empezar a cambiar si se comercializa el polímero desarrollado por investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT, en EEUU) que, sin recurrir a metáforas, han llamado directamente "una segunda piel elástica" a su descubrimiento, que se ha probado en varios voluntarios en cuatro experimentos cuyos resultados publica esta semana la revista Nature Materials.
Se trata de un material llamado XPL que imita a la perfección las propiedades de una piel sana y, sobre todo, joven. Algo que los autores definen como todo un desafío científico porque, sostienen, no había nada similar hasta la fecha. "Las soluciones existentes se quedan cortas a la hora de emular las funciones mecánicas y fisiológicas de la piel normal", escriben.
Para conseguir desarrollar una segunda piel, señalan, el material idóneo debería resolver cinco desafíos. En primer lugar, tendría que ser seguro y poderse colocar sobre la piel real sin producir ningún tipo de irritación; en segundo, tendría que poderse administrar por vía tópica, de forma que se pudiera extender por el órgano más grande del cuerpo y hacerlo in situ; en tercero, debería ser adherible a la piel pero, al mismo tiempo, dejarla respirar; como cuarto punto, los autores destacan que el polímero debería poseer las propiedades mecánicas que hacen posible que la piel responda al movimiento pero, a la vez, debería reforzar la tensión inherente del órgano y su elasticidad. Por último, el material tendría que imitar la apariencia de la piel sana y normal, para varios tipos de individuos.
Los experimentos
Una vez desgranados los desafíos, los investigadores se pusieron manos a la obra: durante cinco años desarrollaron un material que, como reconocen a EL ESPAÑOL, ya han patentado con una spin off que han creado, OlivoLabs. Pero antes de poder incluso plantearse comercializarlo, se hacía necesario probar su eficacia, por lo que desarrollaron cuatro estudios piloto, en los que participaron varios voluntarios y en los que se evalúo la segunda piel para distintas funciones, no sólo la de rejuvenecimiento.
Así, los dos primeros demostraron que el nuevo material -que se aplica como una crema pero en dos fases- imitaba las propiedades de barrera y mecánicas en dos lugares: unas ojeras exageradas y el antebrazo.
El tercer experimento se diseñó para evaluar la pérdida de agua transepidérmica en un caso de piel muy seca en la pierna.
El cuarto es, sin duda, el que más podría interesar primero a las celebrities y luego a cualquiera preocupado por su aspecto. 25 voluntarios con el único defecto de tener las bolsas de los ojos algo inflamadas -como sucede siempre a partir de cierta edad- se aplicaron el nuevo polímero en uno de los dos ojos -la mitad- o un placebo con aspecto y vía de administración similar.
El aspecto mejoró considerablemente en los que recibieron el nuevo material, lo que lo convierte en una gallina de los huevos de oro para la empresa, si se confirman los resultados de estos trabajos.
Aún así, y no sabemos si para evitar que se les acuse de frívolos, los autores aclaran que el material puede tener más usos y servir incluso para administrar medicamentos para trastornos dermatológicos como el eccema. "Estamos muy emocionados con las oportunidades que se presentan como resultados de estos trabajos y queremos aprovecharlo para desarrollar materiales que permitan mejorar el tratamiento de pacientes con distintas enfermedades", señala en un comunicado el autor principal, Robert Langer.