A tenor de las declaraciones en rueda de prensa del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Jesús Sánchez Martos, el caso del primer fallecido en España por fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC) ha pillado por sorpresa a las autoridades sanitarias de la región, que nada más confirmado el diagnóstico activaron los protocolos establecidos para situaciones de este tipo.
Sin embargo, un informe elaborado por el Ministerio de Sanidad en 2011 ya alertaba de la posibilidad de que aparecieran casos en humanos en España, aunque calificaba el riesgo como "bajo" y con un impacto "muy bajo" sobre la morbi-mortalidad.
Hace cinco años, los cinco expertos que elaboraron este documento, titulado Informe de situación y evaluación del riesgo de transmisión de FHCC en España, concluían que había que establecer un protocolo que definiera la vigilancia y el manejo de la enfermedad por virus de la FHCC en humanos en España. "Debe hacerse vigilancia activa en aquellas áreas en las que se identifique el virus con el fin de detectar posibles casos y limitar su propagación, así como la exposición de personas al mismo", se puede leer en una de las recomendaciones finales de los autores.
EL ESPAÑOL ha consultado al Ministerio de Sanidad si se siguió dicha recomendación pero al cierre de esta edición no ha recibido respuesta.
Garrapatas infectadas
La redacción del informe no era casual. Estaba justificada por "el hallazgo del virus de la FHCC en garrapatas capturadas de ciervos procedentes de Cáceres, Extremadura, en las lindes del río Tajo en la frontera portuguesa".
El patógeno se encontró en el marco de dos proyectos de investigación, uno financiado por el entonces existente Ministerio de Ciencia e Innovación y otro por la Comisiíon Europea, denominado ArboZoonet.
En el informe se explicaba que la distribución geográfica de la FHCC coincidía con la de las garrapatas del género Hyalomma H. marginatum, el principal vector de la enfermedad en Europa, y se especificaba que el artrópodo había sido localizado en España y otros países de su entorno, como Francia, Grecia, Italia o Portugal.
Así, es difícil entender que la presencia del virus haya pillado por sorpresa a las autoridades sanitarias españolas, aunque el documento sí dejaba claro que, en ese momento, no se disponía de estudios que demostraran que hubiera habido transmisión del virus desde la garrapata al ungulado, mamíferos que actuarían como amplificadores del patógeno antes de ser capaz de provocar enfermedad en humanos.
Conclusiones y recomendaciones
Pero los autores advertían: "Dada la presencia del vector en algunas zonas del territorio español y el hecho de que haya sido detectado el virus productor de la FHCC en garrapatas, la posibilidad de infección no puede descartarse".
"La población española es susceptible a la infección; sin embargo, habría que realizar estudios para conocer el grado de patogenidad del virus detectado en nuestro país", se puede leer en el informe.
A pesar de que en todo el documento prevalece un mensaje de tranquilidad, no hay duda de que los autores -Luisa Pilar Sánchez ,del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, Jose Antonio Oteo y Arantza Portillo ,del Área de Enfermedades Infecciosas del Hospital San Pedro de La Rioja (CIBIR), Montserrat Agüero, del Laboratorio Central de Veterinaria de Algete, Julián Mauro Ramos Aceitero, de la Subdirección de Epidemiología de la Junta de Extremadura y Cristina Sanz Jiménez, Jefa de Servicio de Sanidad Animal de la Junta de Extremadura- recomendaban a las autoridades sanitarias investigar más sobre la presencia del virus, así como mantener una vigilancia entomológica en las áreas de riesgo, caracterizar el virus detectado en España y desarrollar métodos rápidos y sensibles para su detección.
La última de las recomendaciones es, quizás, la más significativa. "En aquellas zonas donde se ha detectado el virus, se debe informar a los profesionales sanitarios para que mantengan una actitud expectante ante la eventual aparición de casos humanos y se tomen las medidas de prevención y control oportunas".
EL ESPAÑOL no ha podido todavía averiguar si había constancia de la presencia de las garrapatas transmisoras de la enfermedad en Ávila, donde sufrió la picadura la primera víctima mortal de FHCC en España, pero lo que es evidente es que el mensaje de informe no tuvo un gran impacto, dada la sorpresa expresada por las autoridades sanitarias madrileñas.