En 1603, William Shakespeare escribía su tragedia Otelo. En la misma, el también llamado moro de Venecia mataba a Desdémona por celos, instigado por el malvado Yago. Más de 400 años después, pero ésta vez no en la ficción sino en la realidad, dos sucesos concluían en sendos asesinatos con la misma motivación.
El más reciente fue el hallazgo de los cuerpos descuartizados de una familia brasileña en la localidad alcarreña de Pioz; el anterior, el brutal asesinato de tres personas en el un despacho de abogados del madrileño barrio de Usera. En ambos casos, la policía especuló con otros motivos antes de apuntar a los celos como causa de los crímenes. A pesar de que este detonante dista de ser novedoso, todavía llama la atención que alguien sea capaz de asesinar por celos.
El psiquiatra del Hospital Clínic de Barcelona Antoni Benabarre comenta a EL ESPAÑOL que lo que la Real Academia de la Lengua define como "sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra" es algo que puede experimentar casi todo el mundo, aunque se calcula que es un sentimiento frecuente en alrededor de un 10% de la población.
Sin embargo, los celos tienen dos dimensiones y es la segunda la que puede llevar a sucesos como los mencionados anteriormente. Cuando este sentimiento llega a esos extremos, el protagonista no sólo tiene celos; es, además, paciente de una forma de delirio llamado celotípico, una entidad "muy común" en las consultas de psiquiatría y con características propias que la distinguen de otro tipo de delirios.
La primera es que el afectado puede funcionar perfectamente en el resto de áreas de su vida no relacionadas con lo que le atormenta. Así, se trata de personas que siguen ejerciendo correctamente su profesión, su relación con amigos y familiares y otros aspectos vitales. "Deliran en este sentido, no en otros", apunta el médico.
Pero en el trato con la persona amada, la cosa cambia. "Crece la suspicacia, hace que busque indicios para detectar la infidelidad que imagina, tiene una necesidad casi patológica de pruebas...", resume el experto del hospital catalán que, entre sus casos, ha visto a persona que han llegado a colocar hilos en el lecho conyugal para comprobar que no se habían movido por una relación extramatrimonial.
Estas actitudes que, llevadas al extremo, pueden acabar en comportamientos agresivos en distintos grados, son independientes de que la infidelidad esté o no produciéndose. "El hecho de que ésta exista no quita para que el paciente esté delirando", comenta el psiquiatra.
Agravado por el alcohol
Otra de las características de este tipo de delirio es su relación con el alcohol. El consumo perjudicial de bebidas alcohólicas -no hace falta que se trate de una adicción- parece aumentar la prevalencia de este delirio, que Benabarre calcula que puede afectar a alrededor de un 0,5% de la población.
"Lo primero que hacemos cuando nos llega un caso es preguntarle si bebe; los que lo hacen tienen mayor tendencia que la población general a sufrirlo", comenta el experto.
Pero ¿puede afectar este delirio celotípico a una persona que está enamorada de otra que no le corresponde? Es lo que parece que sucedió en el caso de Pioz. Patrick, sobrino de la mujer asesinada junto a su marido y sus hijos, estaría enamorado de su tía.
Aunque Benabarre no conoce el caso concreto, apunta a otra posibilidad: el delirio erotomaniaco o síndrome de Clérambault, que se da cuando alguien cree que una persona, normalmente alguien famoso, está perdidamente enamorada de él o ella, sin estarlo. Todo lo que ésta hace se interpreta en esa clave y alguien podría pensar que, si no deja a su pareja actual para mantener relaciones con él, es porque no tiene suficiente fortaleza o no le dejan hacerllo, cosa que pueden acabar también en comportamientos agresivos.
El psiquiatra del Clínic comenta que el delirio de celos afecta a personas de cualquier edad. "Conozco el caso de un anciano que quería matar a su vecino porque, a su juicio, mantenía relaciones con su mujer, una abuela de su misma edad", recuerda. ¿Y se puede prever hasta qué punto pueden llegar esos celos patológicos? Benabarre cre que depende del tiempo que dura y del remedio que se le ponga.
Su consejo, afirma, es llevar al afectado por celos de esas características a un psiquiatra. "Aveces necesitan ingresarse, no sólo por lo que puedan hacer a los demás, sino a si mismos, el suicidio no es raro en estos casos", concluye.