Parece que ha pasado un siglo, pero hace apenas dos años el ébola protagonizaba gran parte de las conversaciones de nuestro país, que esperaba en vilo que la enfermera Teresa Romero, primera contagiada por la enfermedad en Europa, fuera capaz de superarla.
La sanitaria había ingresado el 6 de octubre en el Hospital Carlos III de Madrid contagiada del virus por el misionero Manuel García Viejo, que había sido repatriado a España y que murió de la infección el 26 de septiembre.
A Romero se le aplicaron todos los tratamientos aprobados y experimentales existentes, incluyendo un suero sólo probado en animales bautizado con el nombre ZMapp. Pero nunca se llegó a saber cuál de todas las opciones terapéuticas había supuesto la salvación de la enfermera. De hecho, un estudio publicado en febrero en The New England Journal of Medicine concluía que la falta de datos no permitía conocer qué fue lo que curó a los pacientes de los países ricos, porque no se pudieron hacer ensayos clínicos que compararan la eficacia de estos.
Ahora, un trabajo publicado en la misma revista permite sin embargo descartar al ZMapp como autor del milagro. Se trata del primer ensayo clínico que compara la adición del suero al tratamiento estándar y los resultados demuestran que, aunque beneficioso, el triple cocktail de anticuerpos monoclonales de los que está compuesto el fármaco no cambia de forma significativa la situación de los pacientes.
El medicamento se probó en 36 infectados de EEUU y distintos países africanos (todos contagiados en el continente negro), cuya evolución se comparó con la de 35 enfermos que recibieron el cuidado estándar, administración de fluidos y soporte vital.
Aunque el porcentaje de gente que falleció en el primer grupo (22%) fue menor que en el segundo (37%), el resultado no cumple los requisitos estadísticos para que se considere eficaz. La buena noticia es, no obstante, que tampoco se detectaron efectos adversos importantes en los consumidores del innovador medicamento.
Un factor jugó en contra del ensayo clínico y no es otro que el fin del brote de ébola, que ha evitado que se siguieran seleccionando pacientes y ampliando el estudio.
Por esta razón, los autores escriben que la eficacia de ZMapp podría volver a analizarse en el indeseable caso de que se produjera un nuevo brote.