"No, es claramente un caso muy raro", explica Christoph Schlapbach, dermatólogo del Insespital de la Universidad de Berna (Suiza) a EL ESPAÑOL sobre la serie de fotografías de una paciente suya que publica la revista médica The New England Journal of Medicine en su última edición.
¿Saben ustedes cuando se apoyan en una roca cerca de la orilla en el mar? Pues a esta mujer, de 37 años, se le formó algo similar a lo que se palpa en esas rocas en la nariz, como lo demuestra el título que han escogido para su inclusión en la sección Imágenes en medicina clínica, que no puede ser más ilustrativo: nariz de costra marina.
Se trataba de una enferma de espondilitis anquilosante, una forma de artritis que afecta a las articulaciones y, por esta razón, se estaba tratando con adalimumab, un anticuerpo monoclonal indicado para el manejo de esta dolencia. Cuando llegó al dermatólogo suizo, llevaba seis semanas notando como algo de aspecto muy extraño estaba creciendo en su nariz.
Rápidamente, los especialistas tomaron una biopsia de las úlceras formadas y descubrieron un patógeno que, según Schlapbach, "se encuentra raramente en humanos". El hábitat habitual de Serratia liquefaciens, así se llama, es la rizosfera, la parte del suelo más cercana a las raíces de las plantas. Pero también es un habitante habitual del mar.
Puesto que ya se habían descrito casos -aunque pocos y raros- de infección de esta bacteria, los dermatólogos se apresuraron a prescribir un tratamiento antibiótico a base de ciprofloxacina, que tendría que durar tres semanas. Cuando pasó ese tiempo, se observó una mejoría, pero sólo parcial y los dermatólogos decidieron investigar aún más qué pasaba en esa extraña nariz.
A las cinco semanas, encontraron la respuesta. Otra bacteria, Mycobacterium marinum, había colonizado el apéndice nasal de la mujer. Como deja bien claro el nombre, ésta sí es una habitante habitual del medio marino, aunque no ajena al ser humano. Como describieron en 1952 dos biólogos alemanes podría provocar una infección que se bautizó como granuloma de los acuarios. La razón: siempre se registra en personas en estrecho contacto con el agua.
Desde el nuevo hallazgo, el tratamiento para la paciente cambió: se suspendió el anticuerpo monoclonal y se modificaron los antibióticos, aunque tuvieron que pasar siete meses hasta que la nariz recuperó su aspecto habitual.
Comenta el dermatólogo suizo a este diario que es la primera vez que lo más probable es que el agente causante de la infección fuera M. marinum y que S. liquefaciens fuera una super infección. "Ésta fue posible sólo por la infección que se había mantenido mucho tiempo y por la inmunosupresión de la paciente, fruto de su tratamiento con el anticuerpo monoclonal".
Pero, entonces, la infección primaria, la que sólo ocurre a gente que pasa casi más tiempo en ambientes marinos que terrestres, ¿de dónde salió? "No está claro donde contrajo el microorganismo, pero dos meses antes de acudir al médico había estado usando un spray nasal, además de someterse a cauterizaciones para tratar una obstrucción nasal. Además, visitaba baños termales regularmente", escriben los médicos del caso en la revista estadounidense.
Sin embargo, Schlapbach descarta para EL ESPAÑOL que haya que alarmarse sobre el uso de sprays nasales. "Lo que ha pasado es claramente una combinación muy rara de circunstancias muy extrañas que han llevado a una presentación única", concluye.