A pesar de que cada vez los tratamientos contra el cáncer basados en la quimioterapia son más específicos y con menos efectos secundarios (la caída del cabello, por ejemplo, es cada vez menos común), aún hoy en día siguen existiendo algunas incomodidades tales como dolores, fatiga y sobre todo náuseas y vómitos.
Lo peor del asunto es que estos efectos secundarios no sólo se producen durante el duro tratamiento, sino que pueden persistir durante meses después de este. Sabemos que hay un tipo de célula responsable de estos efectos, la misma célula causante de colaborar en el envejecimiento humano. Ahora bien, ¿podremos evitar los efectos secundarios de la quimioterapia si paramos a esta célula?
Según una nueva investigación llevada a cabo por Marco Demaria y sus colegas de la Universidad de Gronigen (Países Bajos), y recientemente publicada en Cancer Discovery, la respuesta es sí, al menos en ratones.
Durante años las células senescentes se han relacionado con el envejecimiento, e incluso podrían ser la clave contra el mismo, como ya anunció Nature en un estudio reciente.
Cuando nuestro cuerpo se hace mayor, la división celular se ralentiza y empieza a fallar. Cada vez que existen fallos (que incluso podrían desarrollar tumores por un exceso de división celular), nuestro organismo paraliza dicha división, y el residuo es una célula senescente que posteriormente es retirada por el sistema inmune.
Sin embargo, cuando envejecemos, este sistema de retirada empieza a fallar y las células empiezan a acumularse y causar problemas. De hecho, las células senescentes se han relacionado con multitud de enfermedades como el alzheimer o la osteoporosis, entre otras.
Por ello, Demaria y sus colaboradores se preguntaron si estas mismas células senescentes podrían tener algo que ver con los efectos secundarios de la quimioterapia, tales como la fatiga (que incluso en algunos casos se vuelve crónica), náuseas, debilidad muscular y un largo etcétera.
La quimioterapia sin efectos secundarios es posible
Para comprobar su hipótesis, Demaria y sus colegas usaron ratones genéticamente modificados con cáncer, y marcaron las células senescentes con fluorescencia. Posteriormente, les administraron varios fármacos de quimioterapia. Y… ¡sorpresa!, los fármacos sí aumentaban la cantidad de células senescentes en los ratones, y en todos los órganos, incluso la piel y la grasa.
Además, los roedores mostraban síntomas típicos similares a los sufridos por los humanos: menos actividad, problemas de corazón e incluso afectación de la médula ósea.
Posteriormente, en un experimento diferente, dieron a los ratones un fármaco que eliminaría las células senescentes una semana después de haber recibido quimioterapia. De nuevo, la hipótesis fue correcta: los efectos secundarios se aliviaron, los ratones eran más activos, e incluso parece que la posibilidad de recaída de un nuevo cáncer también se evitaba con este método.
Si bien es cierto que los resultados del estudio han sido exitosos en ratones, y que se ha demostrado la viabilidad de usar un fármaco que evite los efectos secundarios de la quimioterapia junto a la misma, la realidad es que de momento esto no es posible en quiénes más lo necesitan: los humanos. El medicamento que se usó en los ratones, ABT-263, puede producir una disminución de las plaquetas.
Por el momento se está probando un tratamiento de este estilo para luchar contra las células senescentes del cartílago articular, un nuevo método contra la artrosis. De momento aún no han empezado los ensayos clínicos, pero están a la vuelta de la esquina.