El cáncer de páncreas es un tumor maligno conocido como el asesino silencioso. Tan sólo el 5% de aquellos que lo sufren suelen sobrevivir a los cinco años de su diagnóstico, y esto se debe en gran parte no sólo a su agresividad, sino a los pocos síntomas que da la enfermedad en sus inicios.
Hoy por hoy la única forma de evitar la muerte por cáncer de páncreas es eliminarlo por completo antes de que se extienda por el organismo, mediante una operación quirúrgica. Por desgracia, el páncreas es un órgano bastante pequeño y escondido, y desde que aparecen sus síntomas hasta que se realizan pruebas como análisis de imagen o biopsias, las cosas van avanzando y el tiempo es vital.
Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Arizona en Tempe, cuyo estudio se ha publicado recientemente en Nature Biomedical Engineering, asegura que las cosas podrían cambiar gracias a un simple análisis de sangre.
Aunque anteriormente ya se había intentado realizar algo parecido con un test de orina, según un estudio publicado en 2015 en Clinical Cancer Research, la realidad es que hasta ahora no es algo que se haya llevado a cabo de forma sistemática. Por ello, Tony Hu y sus colegas de la Universidad Estatal de Arizona han realizado un pequeño estudio piloto en 59 personas con cáncer de páncreas. De todos ellos, el 90% fueron diagnosticados en las primeras etapas de la enfermedad.
Junto a estos 59 pacientes también participaron 48 personas sanas, y otras 48 con pancreatitis (una inflamación del páncreas no relacionada con el cáncer).
Con un análisis de sangre
En un estado normal de salud, las células del cuerpo humano crean unas pequeñas vesículas que lanzan al exterior, hacia la sangre, con el objetivo de mandar mensajes a otras células. Sin embargo, durante un cáncer de páncreas, las células del tumor producen vesículas diferentes.
Los autores del estudio, Ye Hu y sus colaboradores, usaron nanopartículas de oro capaces de unirse específicamente a las vesículas de las células cancerosas. Tras esta unión, las nanopartículas son capaces de emitir luz, denotando así la presencia del tumor maligno.
La prueba no solo es rápida y barata, sino que puede realizarse con tan solo una milésima parte de un mililitro de sangre, ¡casi nada!
De momento aún no será posible usar esta prueba a gran escala (hablamos de un ensayo clínico inicial), como ya sucedió en su día con el test de orina. Aún así, el equipo de Hu se muestra positivo y opina que, algún día, este análisis de sangre podría usarse como protocolo de detección del cáncer de páncreas, como ya sucede con la mamografía y el cáncer de mama o el test de Papanicolaou y el cáncer de cuello de útero.
Por si no fuese bastante buena noticia poder detectar el cáncer de páncreas con suficiente tiempo para tratarlo, los investigadores opinan que su análisis de sangre también sería capaz de detectar otros tipos de tumores basándose en la búsqueda de estas vesículas celulares, como el cáncer de pulmón o algunos linfomas, e incluso enfermedades no-cancerosas, como la tuberculosis.