El cine y la vida real nos han dejado bastante clara la situación: un niño que se retuerce de dolor de estómago, en forma de pinchazo. Un dolor que acaba centrándose en la zona baja derecha del abdomen, ¿será apendicitis?
Es una duda razonable, y más si cabe si hablamos de niños, aunque también puede producirse en adultos jóvenes y no tan jóvenes. El tratamiento, como también nos ha dejado claro Hollywood, es operar inmediatamente para retirar el apéndice, un vestigio "inútil" del intestino grueso que la evolución ha dejado ahí sin otra función más que provocar problemas. Al menos eso se creía hasta que un estudio que el apéndice es una parte en la lucha contra las infecciones del sistema digestivo (aunque, como sucede con el bazo, extirparlo no da problemas en el futuro).
Ahora bien, ¿y si pudiésemos evitarnos la cirugía? Eso precisamente es lo que sugieren los resultados de un estudio reciente publicado en la revista Pediatrics, donde se llegó a demostrar que usar antibióticos en lugar de cirugía en una apendicitis resolvía el 97% de los casos en niños, tanto con el uso de fármacos en forma de pastillas como en forma intravenosa, según el caso.
Antibióticos, una alternativa real a la cirugía
De hecho, el uso de antibióticos para solucionar una apendicitis ya se había estado probando en adultos durante los últimos años con resultados más que favorables a pesar de que la extirpación del apéndice siempre haya sido el gold estándar de esta enfermedad (es decir, la primera elección a llevar a cabo, dejando a los antibióticos en un segundo plano según la situación).
Para demostrar su hipótesis, un grupo de científicos de Reino Unido y Canadá llevaron a cabo una revisión de diez estudios publicados en los últimos diez años donde habían participado hasta 766 niños de todo el mundo (sin incluir Reino Unido). En total 413 de los niños fueron tratados con antibióticos en lugar de cirugía para su apendicitis, sin sufrir ninguna complicación.
Del total de los diez estudios, en seis de ellos se comparó específicamente el uso de antibióticos en lugar de la cirugía, mientras que los otros cuatro estudios sólo buscaban saber los resultados de aquellos niños que ya habían sido tratados con antibióticos (sin comparar de forma específica durante el estudio).
En todos los estudios los antibióticos dieron buenos resultados, ya fuesen pastillas (vía oral) o fármacos en vena (vía intravenosa). Si hablamos de porcentajes, el 97% de los niños tratados con este método obtuvo buenos resultados sin efectos adversos. Por desgracia, el 14% de los niños tratados solo con antibióticos acabó necesitando una cirugía posterior (ya fuese en las semanas siguientes o incluso años después), lo que nos dejaría con un 83% de éxito de los antibióticos por sí solos.
Por qué aún no se recomiendan
En un mundo ideal, con estos estudios en la mano, sería lógico pensar que los antibióticos deberían recomendarse ya mismo para tratar una apendicitis dados los altos porcentajes de éxito. Sin embargo, sólo uno de los diez estudios era un ensayo controlado aleatorio, es decir, hecho a medida para comparar si los antibióticos demuestran buenos resultados o no frente a la cirugía. En los otro nueve estudios solo se revisaron resultados tras el uso de los antibióticos, y eso les resta una rigurosidad necesaria para acabar recomendando este tipo de tratamiento.
Por ello, los autores de la revisión argumentan que será necesario continuar investigando, a poder ser con estudios más grandes e intentando evaluar los costes y la calidad de vida posterior según el tratamiento elegido. Además, deberían tenerse en cuenta todos los tipos de apendicitis (durante los diez estudios analizados tan solo se tuvieron en cuenta apendicitis simples, dejando de lado las complicadas).