Decía el poeta Robert Frost que "la mitad del mundo tiene algo que decir, pero no puede", mientras que "la otra mitad no tiene nada que decir, pero no calla". Emiliano ha pertenecido siempre a la primera mitad, aunque los científicos nunca han sabido exactamente por qué. Emiliano es un macaco de 9 años que vive en EEUU y que, a pesar de sus limitaciones para hablar o quizás gracias a ellas, ha servido para demostrar que los primates no humanos sí tienen un tracto vocal que les permitiría articular palabras, aunque no sepamos muy bien por qué nunca han llegado a hacerlo.
Durante cuatro décadas, el consenso científico había asegurado que la incapacidad de los primates no humanos para hablar se debía esencialmente a limitaciones anatómicas. Su boca, sus cuerdas vocales o, en definitiva, su tracto vocal no tenía las condiciones necesarias para emitir los sonidos propios del lenguaje humano.
La historia parecía darles la razón a los científicos que así lo creían. Al fin y al cabo, a pesar de los repetidos intentos a lo largo de los años, ningún primate no humano ha sido capaz de articular una frase inteligible. Se daba entonces por cierto que los seres humanos eran los únicos con la capacidad de controlar su capacidad de vocalización de una manera lo suficientemente compleja como la que se requiere para desarrollar el habla.
Un paradigma de casi 40 años
Esta hipótesis se basa esencialmente en un conocido estudio publicado en 1969 en la revista Science, en el que un equipo de científicos liderados por el investigador Philip Lieberman realizó moldes de yeso del tracto vocal de un cadáver de mono. Una vez obtenidos los moldes, los investigadores hicieron una serie de modelos por ordenador para averiguar si con ese tracto vocal era posible emitir sonidos complejos. La conclusión de aquel estudio fue clara: "Estos animales [los macacos] carecen del mecanismo necesario para la generación del habla humana".
Sin embargo, un equipo de investigadores de las universidades de Princeton (EEUU) y Viena (Austria) no está de acuerdo con esta visión. "Un modelo basado en un molde de yeso del tracto vocal de un cadáver de mono no necesariamente proporciona una información adecuada de la gama de sonidos que pueden producir los animales vivos", explican estos científicos en un estudio que ha sido publicado en la revista Science Advances.
En este nuevo estudio, los investigadores insisten en que trabajos más recientes sugieren que los estudios post-mortem subestiman la flexibilidad del tracto vocal de los mamíferos, por lo que han decidido realizar pruebas con animales vivos. Para ello, utilizaron videos de rayos X de Emiliano y otros dos macacos. Esto les sirvió "para cuantificar la dinámica del tracto vocal en macacos vivos durante la vocalización, las exhibiciones faciales y la alimentación", explican en el artículo.
A través del análisis de estos videos y mediante una serie de simulaciones, los investigadores concluyeron que "el tracto vocal macaco podría producir fácilmente una gama adecuada de sonidos de voz que permita el lenguaje hablado", mostrando que las técnicas anteriores desarrolladas por Lieberman habían "subestimado las capacidades vocales de los primates".
Según estos resultados, Emiliano tiene la capacidad anatómica de formar los cinco sonidos vocálicos básicos en los que se basan la mayoría de los lenguajes humanos y para demostrarlo hicieron una reconstrucción de cómo sonarían las palabras de Emiliano pronunciando la frase: "will you marry me?" (¿quieres casarte conmigo?, en inglés).
¿Por qué no hablan?
Pero si efectivamente los primates tienen los elementos anatómicos necesarios para articular palabras, la duda está en saber por qué nunca lo han hecho. Cabe destacar que originalmente también se había considerado otra hipótesis alternativa a la de la incapacidad anatómica. Según dicha hipótesis, si los primates no hablan, no es porque no tengan un tracto vocal lo suficientemente evolucionado como para articular palabras, sino porque carecen de los mecanismos cerebrales necesarios para hacerlo.
"Nuestros resultados implican que la evolución de las capacidades del habla humana requirió cambios neuronales en lugar de modificaciones de la anatomía vocal", explican los investigadores. En esencia, los científicos aseguran que "los macacos tienen un aparato vocal preparado para el habla”, pero que, al mismo tiempo, "carecen de un cerebro preparado para controlarlo" e insisten en que "la importancia de la anatomía vocal humana para el habla ha sido sobreestimada".
Sin embargo, Lieberman, el autor del primer estudio sobre la materia, sigue sin verlo claro. "Los monos, chimpancés y otros animales no tienen ni una anatomía ni un cerebro que les permita desarrollar el habla humana", asegura este investigador a EL ESPAÑOL. Lieberman, que hoy es profesor emérito de la Universidad George Lazard Crooker, ha asegurado que este nuevo estudio sólo reproduce los resultados de su trabajo de 1969.
"El nuevo artículo de Fitch y sus colaboradores muestra que la anatomía del mono limita su capacidad para producir un discurso humano articulado", insiste Lieberman. Además, prosigue este investigador, "han encontrado que incluso si los monos tuvieran cerebros que les permitieran aprender y ejecutar los complejos actos motores necesarios para mantener una conversación, sus bocas y lenguas no les permitirían hacer vocales como la [i]".
Rocky, el orangután que imita sonidos
Pero, por si el debate no estuviera lo suficientemente abierto, existe otro grupo de investigadores que sostiene que no solo los primates tienen la capacidad anatómica de hablar, sino que sus limitaciones cerebrales, al menos las de los más cercanos a los humanos, no son tantas y que existen ejemplos que muestran a este tipo de animales aprendiendo varios tipos de vocales y consonantes.
En este sentido, en julio de este mismo año un equipo de investigadores de la Universidad de Durham publicó un estudio en la revista Scientific Reports en el que se muestra como Rocky, un orangután de 11 años de edad que vive en el zoo de Indianápolis, es capaz de imitar ciertos sonidos realizados por humanos. Aún así, pese a los avances conseguidos por Rocky, no parece plausible que estos animales puedan llegar a articular palabras.
En cualquier caso y más allá de las controversias científicas, parece claro que anatómicamente los monos sí que disponen de las herramientas necesarias para generar sonidos más o menos complejos que les permitan articular algunas palabras, algo que el propio Lieberman reconoce. Queda ahora por demostrar si sus limitaciones para el habla se esconden esencialmente en su cerebro, si es una combinación de ambas circunstancias o si es por alguna otra alternativa que hora se nos escapa. Quiene sabe, quizás simplemente no tengan nada que decir. Al fin y al cabo, como decía Mark Twain, "es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda".