Si de algo no se puede acusar al cardiólogo José Luis Zamorano es de no disfrutar con su trabajo. Inicia su conversación con EL ESPAÑOL con un: "Tengo un bombazo" para relatar entusiasmado que es de los primeros especialistas en Europa que ha sido capaz de ver en su teléfono móvil el interior de un corazón, como lo haría con un ecógrafo de última generación. A partir de ahí este experto con tantos cargos que es difícil escoger sólo uno -al final optamos por el de presidente del Comité de Guías de la Sociedad Europea de Cardiología-, responde con claridad pero sin alarmismo a cada pregunta e intenta explicar por qué la enfermedad cardiovascular es un asunto de primer orden.
Es obvio que a la gente le preocupan los factores de riesgo cardiovascular menos conocidos, las cosas que nos pueden hacer daño al corazón sin que seamos conscientes. En este sentido, a las mujeres les preocupa el uso de anticonceptivos hormonales y su posible riesgo. ¿Que se puede decir al respecto?
La clave está en que siempre se administren bajo control médico. Hay una combinación absolutamente prohibida, una mujer que toma la píldora no puede fumar, pero ni un pitillo a media mañana. El riesgo de enfermedad cardiovascular y tromboembólica aumenta. Esa es una máxima que a veces se nos olvida y es que esa combinación puede ser desastrosa y ocasionar un trastorno severo e irreversible.
A veces parece que hay mensajes contradictorios con respecto a la práctica de ejercicio. Está claro que hay que practicarlo, pero a veces asistimos a muertes de deportistas por eventos cardiovasculares. ¿Por qué?
El ejercicio es una de las cosas que mejor podemos hacer para cuidar nuestro cuerpo. Ahora que se habla tanto de la polipíldora de prevención cardiovascular, no hay mejor polipíldora que el pasear y hacer ejercicio al atardecer. En realidad, se puede hacer a cualquier hora, pero hay publicaciones que recomiendan más practicarlo al atardecer por aquello de regular mejor el metabolismo de los lípidos, pero es fundamental. Y practicar ejercicio no es correr media maratón, hablamos de caminar 30 o 40 minutos diarios que es una inversión que uno hace en su propia salud y en su propio cuerpo. El ejercicio de domingos intenso no es recomendable ni tampoco ir a correr media maratón y sin haber hecho entrenamiento previo, es temerario si uno no está entrenado para eso. Es como ser arquitecto o ser médico, se llega a serlo pero después de seis años de preparación.
¿Los infartos han aumentado en gente joven?
La patología cardiovascular ocasiona un tercio de las muertes en nuestro país, o sea que estamos hablando de una cosa muy seria. Sí, estamos viendo que hay personas con edad media y sufre infartos. De hecho, tenemos un proyecto de investigación con el Instituto de Salud Carlos III en el cual estamos haciendo genéticos de por qué está ocurriendo esto. Lo que está claro es que hay que hacer una prevención, hay que conocer los factores de riesgo, conocer cada uno su riesgo cardiovascular. Con este recurso interactivo en mi web, por ejemplo, se puede averiguar esto. Creo que lo tiene que saber todo el mundo. Lo que es increíble es que sepamos cómo está la bolsa y no cómo están nuestras inversiones. Es que tenemos que invertir en nuestro cuerpo. A mí me resulta sorprendente como la población sana, aunque habría que definir que es sana, no cuide su mejor banco que es su propio cuerpo.
Pero, entonces, ¿se sabe la causa de este aumento de infartos en jóvenes?
Estamos analizando datos para ver si vemos marcadores que puedan identificar a la población joven en riesgo, además de los factores clásicos: lípidos, tabaco, hipertensión, edad... A día de hoy no se sabe su última causa. Lo que sí sabemos es que empezamos a cuidarnos tarde. La gente piensa que hay que empezar a cuidarse a los 60 años, pero hay que comenzar mucho antes y es algo que debería incluirse en la estrategia política, que tendría que ser más social.
¿Una persona joven puede saber si tiene riesgo más o menos inmediato de sufrir un infarto?
Esto es interesante, porque la Sociedad Europea de Cardiología maneja un test que se llama SCORE y que le dice a un individuo la posibilidad que tiene de morirse de enfermedad cardiovascular en diez años. Pero esto supone una paradoja; imagínese que es usted una mujer de 40 años que fuma dos paquetes de tabaco al día, que tiene usted 190 de presión arterial y 400 de colesterol: su riesgo según esta tabla sería 0. ¿Sabe por qué? porque no se va a morir a los 50, sino a los 51. El problema es que hay determinados subgrupos que no salen bien favorecidos al calcular el riesgo a diez años, por ejemplo los jóvenes. Por eso los británicos han desarrollado otro test que se llama Long time life risk, que lo que calcula es el riesgo de morir en comparación con alguien de sus mismas condiciones sano.
¿El estrés es un factor de riesgo cardiovascular?
El estrés es un factor de riesgo sin duda para el desarrollo de varias enfermedades, entre ellas la cardiovascular. De hecho hay una personalidad que se conoce y está descrita y se denomina tipo A, que es el paciente que todo el mundo conoce: acelerado, estresado, que no llega a ningún lado.
Pero, si esto es así, todos estamos estresados. ¿Estamos todo en riesgo de que nos afecte al corazón?
El estrés es una definición muy subjetiva porque lo que a una persona le causa mucho estrés, a otra no. Por eso yo le digo a mis pacientes: hay que comprarse las gafas adecuadas de ver la vida, pero también añade: es muy difícil encontrar la óptica donde las vende. Eso es una cosa de dedicación personal, uno tiene que saber que hay bolas en la partida que no hay que ir a por ellas, que no va a llegar.
¿Y qué ocurre con la nutrición? A veces parece que se dan mensajes contradictorios...
Lo primero que hay que saber es que nos sobra comida. A pesar de que todo cambia, lo que no se ha modificado sustancialmente son los genes humanos. Ni nos han salido branquias ni alas para volar [ríe]. Usando un ejemplo muy básico, el ser humano está hecho para estar en la cueva y cazar bisontes. Eso implica hacer ejercicio todos los días pero no comer bisonte a diario, porque no se cazan. Pero, ¿qué hacemos ahora? Desayunamos bisonte, nos vamos en coche y volvemos a comer bisonte. trabajamos un rato -por supuesto, sentados- para volver, en coche, a casa y cenarnos otro bisonte. Nuestro cuerpo no está preparado para eso y reacciona contra ello de una forma anormal.
Pero entonces, ¿qué hay que comer?
Hay que comer sin exageración, es decir, menos de lo que comemos. Ha de ser una alimentación equilibrada y evitar el sobrepeso, así de sencillo. Y, claro, evitar las grasas, sobre todo las trans. No es llegar al extremo de no comer nada. Y sobre todo, en pacientes cardiovasculares, hay que mantener un nivel de colesterol LDL menor de 70. Esto tendría que se una ley.
¿Qué ofrecen las nuevas tecnologías en el campo de la cardiología?
La sociedad asiste a una revolución tecnológica bárbara. Pues la cardiología no es ajena. Hoy en día podemos detectar la enfermedad antes de que produzca síntomas, podemos ver si hay estenosis en las arterias, se puede implantar válvulas sin parar el corazón y sin anestesiar al paciente y, como vamos a ver en el simposium, puedo ver el corazón desde mi móvil, que es un salto impresionante. ¡En mi propio móvil puedo hacer un electrocardiograma! Es decir, que la tecnología nos ayuda muchísimo. Pero, eso sí, no hay que olvidar que la tecnología no es el centro del proceso, como tampoco lo es el médico. Éste ha de ser siempre el enfermo. Lo que nos cuenta el paciente es la clave para que podamos aplicar la tecnología adecuada.