Que la contaminación de la atmósfera de Madrid y Barcelona va en un aumento continuo es un hecho que no ha pasado desapercibido a la Unión Europea, pues recientemente ha lanzado a España un toque de atención con motivo de la superación de los niveles de emisiones de dióxido de nitrógeno establecidos como seguros.
Dicho anuncio, que también ha sido recibido por Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, pone de manifiesto la necesidad de buscar formas eficaces de disminuir los niveles de gases contaminantes en la atmósfera, pero hasta que eso ocurra, también se hace importante enseñar a la población cuáles son las formas mediante las que pueden evitar que la polución afecte a su salud. Son muchos los métodos a los que podemos recurrir a corto plazo, pero éstos son algunos de los más importantes.
Usar mascarillas
Esto puede sonar demasiado obvio, pero lo cierto es que la población española no está tan concienciada como la de otros países como Japón, dónde la gente recurre a las mascarillas incluso para no contagiar sus resfriados.
El problema es que no todas las mascarillas son igualmente útiles, ya que según factores como el material con el que se fabriquen o el tamaño de sus poros se eliminarán en mayor o menor medida las sustancias contaminantes.
Por ejemplo, la gran mayoría de ellas evitan la penetración de partículas de gran tamaño, pero no de los gases o las partículas muy pequeñas en suspensión. De hecho, las que mejor actúan como filtro conllevan el inconveniente de hacer necesarias grandes cantidades de energía para respirar a través de ellas, por lo que este aumento de los niveles de polución supondría un buen momento para diseñar mascarillas que minimicen todas estas desventajas.
Plantar más árboles
Este punto más que un propósito individual sería una labor de los ayuntamientos, pues un mayor número de zonas verdes implica un arma esencial en la lucha contra la contaminación.
Esto ocurre a varios niveles; pues, si bien es cierto que no tienen la capacidad de absorber sustancias contaminantes como el dióxido de nitrógeno antes mencionado, sí que captan como parte de su metabolismo el dióxido de carbono, cuyas emisiones son fundamentales en el desarrollo del cambio climático.
Además, según declaraciones a The Guardian de investigadores del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica de Niza, las ramas y hojas de los árboles evitan las corrientes de aire, impidiendo la dispersión de sustancias contaminantes, por lo que plantarlos cerca de las carreteras podría suponer un punto de gran ayuda para evitar las terribles consecuencias de estas emisiones.
Prescindir del aire acondicionado del coche
Este es un propósito complicado si nos encontramos encerrados en un coche en plena operación salida de las vacaciones del puente de agosto, pero sí que es cierto que existen otras muchas ocasiones en las que el aire acondicionado del coche es totalmente prescindible, por lo que podemos evitar su uso.
Y es que en muchas ocasiones las entradas de aire acondicionado se encuentran en la parte frontal de los coches, por lo que penetran en su interior un gran número de emisiones contaminantes.
De hecho, según declaraciones a la BBC del profesor de cardiología de la Universidad de Edimburgo Dave Newby, en muchas ocasiones la concentración de partículas contaminantes es mucho mayor en el interior de los vehículos que en el exterior.
Por eso, también es importante el uso de filtros de aire que eliminen estas partículas y su recambio cada seis meses, para que puedan seguir trabajando a pleno rendimiento.
Y si ya aprovechamos para reciclar las partículas contaminantes capturadas y convertirlas en algo tan necesario y cotidiano como la tinta, mejor que mejor. Puede sonar un poco loco, pero se trata de un invento real, llamado Air Ink, y ha sido inventado por científicos del MIT Media Lab.
Usar purificadores de aire domésticos
Existe un gran abanico de purificadores de aire con tamaños y formatos muy diferentes.
Suelen ser bastante efectivos capturando las partículas contaminantes que puedan penetrar en el interior de las viviendas, por lo que su uso se ha extendido ampliamente en países con altos niveles de polución, como China.
Sin embargo, también presentan algunas desventajas, especialmente los de gran tamaño, pues se conectan a la corriente y suponen un gran gasto de energía que despierta las quejas de muchos de sus usuarios.
Además, son sólo un pequeño parche temporal al gran problema de la contaminación, pues sí que se protege la salud de los habitantes de las viviendas dotadas con estos dispositivos, pero en el exterior el problema sigue siendo el mismo, y cada vez mayor si cabe.