La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado por primera vez en su historia sobre la necesidad de crear nuevos y más potentes antibióticos, ya que gran parte de las infecciones actuales se están volviendo resistentes a ellos.
En su informe la OMS ha elaborado una lista de las 12 familias de bacterias más peligrosas en la actualidad, muchas de las cuales suelen producir infecciones hospitalarias, más potentes que las infecciones comunes a pie de calle.
Entre todas estas familias bacterianas, al inicio de la lista, destaca la Enterobacteriaceae, a la cual pertenecen microorganismos como la Escherichia coli, la Serratia o la bacteria Proteus. A bote pronto ni siquiera los nombres de estas bacterias tienen nada en común, a pesar de ser de la misma familia, pero sí que destacan por compartir algo entre ellas: todas producen infecciones de orina, una enfermedad que cada año se está haciendo más complicada de tratar.
Un problema complejo
Cada año se producen alrededor de 250 millones de infecciones de orina (ITU) en el mundo, sobre todo en mujeres, más propensas a padecerlas. Entre todos los microorganismos causantes de las ITU destaca la Escherichia coli, la cual suele ser relativamente fácil de tratar y sólo requiere de una visita al médico de cabecera. El fármaco más usado actualmente es la fosfomicina que, con una única dosis, suele solucionar la infección de orina.
Sin embargo, y a pesar de que los protocolos y guías clínicas afirman que este fármaco es suficiente (en mujeres, pues el hombres las infecciones de orina son un mundo aparte), la realidad es que los médicos de atención primaria y urgencias hospitalarias han detectado en su práctica clínica diaria que incluso este medicamento está empezando a dejar de funcionar.
Y ahora es la mismísima OMS la que acaba de alertar de la necesidad de usar nuevos antibióticos gracias a un exhaustivo informe, realizado en colaboración con la Universidad de Tubinga (Alemania). El documento está dirigido a la próxima reunión del G-20 en Berlín (Alemania), donde los 20 países más ricos del mundo pretenden discutir cómo pagar a las farmacéuticas para que intenten desarrollar nuevos fármacos contra las bacterias resistentes, un desarrollo que por sí solo es poco rentable para estas compañías.
'E. coli', la bacteria maldita
Entre todas las familias de bacterias que forman la lista de la OMS, destaca sobremanera la Escherichia coli o E. coli, la cual no solo suele ser responsable de la gran mayoría de las infecciones de orina, sino que también es capaz de causar otro tipo de infecciones como neumonías u otras infecciones sanguíneas a nivel sistémico. Además, destaca por ser un microorganismo muy presente en hospitales y residencias de ancianos, sobre todo en su variedad más potente y resistente a los tratamientos.
Si a todo esto le sumamos que la mitad de las mujeres sufrirán al menos una infección urinaria en toda su vida, es lógico pensar que conocer y saber como tratar las infecciones por E. coli sea una prioridad.
Normalmente las infecciones de orina suelen evolucionar bien, pero si los antibióticos no funcionan, la infección puede dispersarse y afectar a los riñones o incluso a la sangre, llegando a ser una causa potencial de muerte. Y ahora, poco a poco, los antibióticos que más se usan están fallando.
De hecho, desde la India, se está empezando a dar la voz de alarma sobre la resistencia a la colistina, algo que podría dar lugar a que las infecciones de orina se vuelvan completamente intratables. Las razones detrás de este efecto es que este fármaco se está usando como potenciador del crecimiento en el ganado.
Necesidad urgente de investigación
La OMS advierte en su informe de que nueve de las 12 familias de bacterias potencialmente resistentes a los antibióticos son del grupo gram-negativas, muy descuidado en la investigación actual.
Junto a la ya comentada Enterobacteriaceae, la OMS también habla de otras como Enterococcus y Staphylococcus (ambas ya resistentes a un fármaco de último recurso como es la vancomicina), la Helicobacter pylori (causante de las úlceras de estómago), la Salmonella y el Campylobacter (las dos causas más comunes de infección alimentaria); y la gonorrea (la infección de transmisión sexual por excelencia, ya casi imposible de tratar en algunas zonas del planeta).
Cierran la lista algunas bacterias con menor prioridad como los Streptococcus, Shigella y Haemophilus influenzae.