Basta con echar un vistazo a la sección de revistas (mal llamadas) femeninas para saber que alcanzar el orgasmo no es tarea fácil para muchas mujeres. Si no, no se explicaría la abundancia de artículos con consejos y guías para ayudar a lograrlo, tantos que cada uno de ellos hace sospechar de la inutilidad del anterior.
Como de otros asuntos importantes, la ciencia se ha ocupado de los problemas femeninos para lograr el orgasmo pero, hasta ahora, sólo había llegado a confirmar lo indudable: que los hombres alcanzan el clímax como mayor facilidad que las mujeres. Ahora, un equipo de investigadores liderados por David Frederick, de la Chapman University (EEUU), han querido ir más allá y comprobar una serie de hipótesis, entre ellas si la orientación sexual de las mujeres influía en su capacidad de llegar al orgasmo.
El estudio, publicado en Archives of Sexual Behavior, responde afirmativamente a esta cuestión y demuestra que, entre seis variables de orientación sexual -hombres gays, varones heterosexuales, hombres y mujeres bisexuales, mujeres lesbianas y féminas heterosexuales- estas últimas son las que salen peor paradas y sólo un 65% de ellas llegan al clímax casi siempre; las siguientes son las mujeres bisexuales (lo consiguen un 66%), para pasar después a las lesbianas: entre esta orientación sexual, el orgasmo habitual está casi garantizado en el 86% de los casos.
En el otro extremo están los hombres heterosexuales, que llegan al orgasmo en un 95% de los casos, seguidos por los gays, que los hacen en un 89%, porcentaje que supera sólo ligeramente (88%) al de los varones bisexuales.
Otras variables que influyen
El estudio se basó en una encuesta online -que se colgó en la web del canal NBC News- a 52.588 hombres y mujeres de entre 18 y 65 años, aunque la distribución por orientación sexual era muy desigual: 26.032 hombres heterosexuales, 452 gays, 550 hombres bisexuales, 340 lesbianas, 1.112 mujeres bisexuales y 24.102 féminas heterosexuales.
Además de la hipótesis principal, los investigadores demostraron que las personas con parejas sexuales masculinas -tanto si eran hombres como mujeres- eran más proclives a afirmar que sus parejas habían alcanzado el clímax, por lo que las mujeres heterosexuales tendían más a decir que habían satisfecho a sus parejas que los hombres heterosexuales.
Los autores también pretendían demostrar su hipótesis de que cuanto más joven se es más fácil es llegar al orgasmo. La ciencia avaló esta suposición, pero sólo en los hombres; en las mujeres también, pero no con suficiente fuerza estadística.
Otra hipótesis de los investigadores era que las relaciones más largas implicaban más posibilidades de conseguir el orgasmo y de nuevo sólo pudo validarse parcialmente: en hombres homosexuales. Aunque en los varones heterosexuales que más tiempo llevaban comprometidos el orgasmo era más frecuente, de nuevo no superaba el valor estadístico necesario para demostrar la hipótesis.
La clave está en el sexo oral
La comprobación del resto de las hipótesis de los investigadores permite elaborar una guía de consejos mucho más fiable que las de Cosmopolitan para ayudar a la mujer a conseguir el orgasmo. Y no parece tan difícil.
Tanto si una mujer es heterosexual como lesbiana o bisexual, hay una asociación que no falla: cuanto más sexo oral se le practique, más fácil será que llegue al orgasmo. Lo mismo ocurre con los hombres bisexuales aunque curiosamente, la potencia estadística no es suficiente para afirmarlo en los varones heterosexuales.
Otros comportamientos influyeron en una mayor frecuencia de orgasmos, pero ninguno con tanto valor estadístico como el sexo oral. Así, las mujeres que declararon alcanzar el clímax casi siempre tenían como comportamientos diferenciadores con respecto a las que menos lo lograban los siguientes: vestían lencería sexy, probaban nuevas posturas sexuales, hablaban o ponían en escena fantasías eróticas y probaban la estimulación anal.
¿Y los hombres? Los que más llegaban al orgasmo se diferenciaban de los que menos en otras prácticas: practicar el sexo con lencería o ropa interior, preceder el coito de un mini masaje, darse antes una ducha o un baño o fijar una cita para asegurarse de que el sexo iba a ser seguro después.
Más hipótesis
Otras teorías que se demostraron en el estudio y que permiten mejorar las cosas para las mujeres heterosexuales es que, en este grupo, tendían a tener más orgasmos las mujeres que experimentaban coitos más largos, algo que no aplicaba a las lesbianas.
En general, demostró también la investigación, las féminas que incorporaban múltiples comportamientos en su última experiencia sexual eran mas proclives a tener más orgasmos, por lo que se confirma que la monotonía no es el ideal si se quiere disfrutar al máximo del sexo.
La encuesta arrojó también otro dato curioso: mientras que un 41% de los hombres declararon que sus parejas femeninas siempre llegaban al orgasmo, sólo el 33% de las mujeres heterosexuales afirmaban alcanzarlo todas las veces que practicaban sexo. La cifra, obviamente, tendría que coincidir, pero los investigadores tienen claro por qué no lo hace: las mujeres -por toda una variedad de razones que también ha explorado la ciencia- fingen el clímax en muchas ocasiones, algo de lo que sus parejas hombres parecen no enterarse.
A pesar de la completa radiografía sobre el orgasmo en las mujeres y de las conclusiones que permite sacar el trabajo, los autores concluyen con una advertencia a la comunidad científica: todo esto merece un estudio más profundo, pero sobre todo lo hacen las diferencias observadas entre lesbianas y mujeres heterosexuales. De momento, estas últimas ya saben qué hacer para empezar a disfrutar más.