Hasta ahora, Pierre Dukan había publicado seis libros en España, todos con una temática común: cómo perder peso sin pasarlo mal. O al menos eso es lo que promete su método, tildado de "fraudulento" e "ilegal" por la Asociación Española de Dietistas - Nutricionistas en un posicionamiento publicado en 2011, que el médico de familia francés no duda en achacar a un razonamiento en apariencia muy sencillo: divulgar de forma masiva -ha vendido más de un millón de ejemplares de sus libros en España- supuso una "caída en el negocio" de los nutricionistas que prometían lo mismo que él sin contar con el fervor de sus seguidores.
El boom de la dieta Dukan pasó de moda, pero el especialista francés ha vuelto a la carga, aunque en esta ocasión no se dirige a los millones de obesos del mundo, sino a otro segmento poblacional: las mujeres embarazadas. Se ha calzado la bata de ginecólogo y quiere explicar a las gestantes cómo comer. No lo hace, afirma en entrevista con EL ESPAÑOL, por ellas, sino por sus hijos.
De nuevo, elude el método que suelen utilizar los médicos para demostrar primero y difundir después sus hallazgos. La literatura científica no va con él y prefiere tirar de libros dirigidos al gran público -aunque plagados de términos científicos-. Su nueva obra dejará indiferente a pocas embarazadas que la vean en el escaparate de una librería, tanto por el título -Los seis meses que pueden cambiar el mundo y el futuro de mi hijo (Libros Cúpula, 2017)- como por el lema que lo acompaña -Descubre cómo comer durante el embarazo para proteger a tu hijo del sobrepeso y la diabetes-.
Llegar a la epigenética
Pierre Dukan es un hombre muy simpático en persona. Con un discurso muy estudiado, transmite credibilidad y confianza y es un maestro a la hora de eludir preguntas comprometidas. Por ejemplo, cuando se le pregunta por qué se interesa ahora por la epigenética -la influencia del medio ambiente en los genes, un concepto que no menciona en ninguno de sus libros anteriores y que no es precisamente nuevo- habla de un epidemiólogo -David Barker- al que "tildaron de loco" y "nadie creía", haciendo quizás un paralelismo con su propia figura.
Explica cómo demostró que el riesgo de enfermedades cardiovasculares estaba relacionado con el peso al nacer y estableció así un nexo entre este parámetro y la futura salud de los bebés, datos que están corroborados por la literatura científica y que no son realmente novedosos. ¿Qué por qué los saca ahora a colación? "Yo no lo sabía [sobre la existencia de la influencia de la epigenética en la obesidad]; cuando vi que tenía enfrente un muro, traté de sortearlo y entrar por otra puerta", explica.
Lo primero que le llamó la atención, comenta, es cómo ha aumentado el peso medio de los bebés en sólo 40 años. "Esto es algo incomprensible, porque no podemos decir que el feto va a la nevera y se alimenta él solo [ríe]; el bebé se alimenta de lo que come la madre", apunta y añade también que le sorprendió cómo había aumentado la diabetes gestacional y que ocurría algo insólito: que se diagnosticara diabetes tipo 2 en niños pequeños, algo "contrario a la propia definición de la enfermedad".
Términos científicos biensonantes y confusos
Eso le llevó a pensar que "estaba pasando algo", que no estaba relacionado "sólo con la vida del adulto". "Cuanto más joven se es es más importante la influencia del medio ambiente sobre nuestros genes y el momento en que uno es más joven es cuando uno está en gestación en el vientre de su madre", esgrime y habla de otro de los temas más tratados en su libro, el papel que desempeña el páncreas y la insulina en la fabricación de las grasas
El médico esgrime mensajes científicos que suenan muy bien para alguien lego en la materia, pero otros chirrían. Una simple comprobación: Dukan afirma haber descubierto que "durante los tres primeros meses no existe el páncreas en el feto" y por eso su libro no recoge recomendaciones dietéticas para el primer trimestre de embarazo. Esto no es exacto, aunque sí lo es que el páncreas del feto no empieza a producir insulina hasta el quinto mes de desarrollo. "Las células están dormidas y durante el cuarto y el quinto mes van a aprender su oficio", explica. Sin duda, el francés es más atractivo que los libros de anatomía para explicar la formación del embrión.
"Cuando la célula que aprende a fabricar insulina recibe demasiada glucosa por parte de la madre, trata de fabricar insulina pero no puede hacerlo en cantidad suficiente y ahí interviene la epigenética y hace que la célula se divida en dos y se cree un páncreas que va a tener más células de lo normal y por eso va a fabricar más insulina de lo normal y el niño va a nacer con un peso superior y va a conservar una vulnerabilidad para el resto de su vida", continúa. Si algo le suena raro y lo quiere contrastar con un médico, hágalo, pero lo lógico para las mamás ansiosas de recibir los consejos de Dukan es pasar rápido a la segunda parte: qué comer para que eso -sea o no verdad- le pase a su bebé.
"Los tres primeros meses, no me interesas"
Según la nueva guía de Dukan, da igual lo que la madre coma en el primer trimestre del embarazo. "Los tres primeros meses, no me interesas", dice el médico que les quiere transmitir a las madres. "Lo que digo no es para la madre, afecta sólo al niño", señala. ¿Quiere decir esto que se pueden poner ciegas de bacon? "Yo no me meto en las grasas ni en las proteínas, sólo hablo de hidratos de carbono porque son los que tienen una acción sobre el páncreas del feto", zanja.
En su nuevo libro, el francés divide a los alimentos en 13 familias y, como en su sistema anterior, describe los que hay que evitar, los que hay que reducir y aquellos cuyo consumo se ha de incrementar durante la gestación. "No se puede comer pan de molde blanco, sino integral. No hay que tomar zumos de fruta, sino piezas enteras", pone como ejemplo. ¿Le suena? Sí, es lo mismo que dice cualquier nutricionista con dos dedos de frente y que recomiendan también los ginecólogos de todo el mundo.
Le preguntamos al médico si no cree que estos consejos que dibuja para embarazadas no sirven también para cualquier persona que quiera cuidar su salud. Y reconoce que sí, pero que las futuras madres le van a hacer más caso. "Tiene un instinto maternal muy poderoso y es más madre que consumidora, por lo que no es tan fácilmente manipulable por la publicidad y el ambiente", explica. "Yo creo que una madre a la que le voy a dar consejos los va a seguir seguro", subraya y pone como ejemplo el abandono del tabaco, algo muy difícil para la población general y casi automático en las gestantes.
Pero entonces, ¿qué diferencia a las recomendaciones que hacen normalmente los ginecólogos a las que hace el médico francés? "Las que hacen los obstetras normales son para el beneficio de la madre; las mías son para el bebé. Porque el feto de hoy es el adulto de mañana y yo tengo la certeza de que un niño cuya madre haya vigilado su consumo de alimentos procesados tendrá más posibilidades de resistir mejor al sobrepeso y la diabetes", afirma.
"Si una embarazada engorda comiendo grasas, a mí eso me da igual", suelta el médico, aunque luego matiza: "Bueno, la madre va a engordar, pero al niño eso no le va a causar problemas". "El bebé no se ve afectado si la madre come grasas, pero sí si consume muchos azúcares", explica, sin añadir estudios o referencias científicas a su afirmación.
Dukan, contra sus críticos
Le advertimos al médico francés que viene una tanda de preguntas que no le va a gustar, pero su perenne sonrisa se hace aún más amplia. El autor del método que lleva su nombre sabe responder a las críticas. "A mí me gusta todo", bromea.
Se entiende que la industria alimentaria se haya opuesto a su método, porque aboga contra los alimentos procesados, pero ¿cómo explica las críticas de sus colegas de profesión, de personas que también se dedican a ayudar a la gente a adelgazar?
Una cosa es un médico dietista y otra un nutricionista. No hay muchos médicos que me hayan atacado, han sido las asociaciones de nutricionistas, que son muy potentes en España. Esto se explica porque en la época yo vendí millón y medio de libros. Simplemente era un libro que contenía un método, la persona que lo compraba tenía la hoja de ruta, sabía día tras día cómo tenía que alimentarse. Entonces hubo muchos nutricionistas que vieron cómo bajaba su clientela; fueron muy duros conmigo, se opusieron de una forma frontal, descargaron mucha agresividad contra mí.
Pero tengo entendido que también el Colegio de Médicos de Francia le expulsó. ¿No es así?
Fui yo quién pidió salir del Colegio, porque cada vez que daba una entrevista en la televisión me llamaban para decirme que los médicos no tenían derecho a hacer publicidad. Decían que cuando yo concedía una entrevista, yo conseguía más clientes para mí, como médico y decidí dejarlo. Sobre todo, después de la jubilación, es algo que hace a los 65 años el 80% de los médicos franceses, entre otras cosas para no pagar la cuota, aunque ese no era mi problema. La gente decía que me excluyeron, pero a mí no me expulsó nadie, yo salí voluntariamente.
Pero en 2014 hubo una resolución del Colegios de Médicos decretando su expulsión. ¿Es incorrecto?
Sí, tres años después de que yo me fuera. No tiene ningún sentido.
Pero, aunque no tenga ningún sentido, fue así. ¿A qué achaca esta decisión?
Por lo mismo. Nuestra sociedad está dirigida por la economía, que es una obligación para la política. Si no hay una economía como es debido se va a producir una crisis. Y hay que tener en cuenta a los fabricantes y al cuerpo médico. No todos los médicos, pero si el Consejo, que está muy próximo al poder. A mí el poder me ha percibido como un peligro para la economía. Los lobbies dicen que dan trabajo a mucha gente, tienen relaciones con los partidos políticos, es un asunto complejo... También está la industria alimentaria y la de los medicamentos. Durante la primera mitad de la vida nos hacen engordar y la segunda nos curan las enfermedades que hemos adquirido comiendo mucho. Si reducimos los azúcares, los primeros que protestarán son los fabricantes, pero los otros saben que al cabo de 10 o 20 años van a tener problemas. Es una máquina económica que es grande, rica, fuerte y yo estoy solo. Por eso he tenido muchos detractores.
En España ha sido muy criticado...
El país del mundo donde he tenido más problemas ha sido en España. Italia, Rusia, Turquía, todo ha ido muy bien. Pero en España he tenido un éxito enorme y los colegios de nutricionistas han sufrido mucho. España es el único país en el mundo en el que los nutricionistas son hombres [sic]; en Francia, el 80% de los nutricionistas son mujeres, son más amables y menos agresivas.
¿Se arrepiente de algo?
Arrepentimiento, ninguno. Tengo 40 años de experiencia a mis espaldas. No hay mucha gente que conozca la nutrición sobre el terreno como yo, porque muchos hablan de ella, pertenecen a círculos académicos y elaboran grandes teorías pero... cuando le hablamos a un paciente que pesa 120 kilos es cuando nos damos cuenta de que sufre. Yo soy médico, desde que hice el juramento hipocrático como uno de los licenciados más jóvenes en Francia. Yo me siento implicado incluso cuando veo un dolor de garganta. ¡Imagínese cuando veo a 2.000 millones de personas que están en peligro! Me entran ganas de luchar como si fuera un adolescente.