Más allá del momento de placer obvio que supone, el sexo conlleva otros muchos beneficios, tanto a nivel físico, como psicológico. Pero no todo está descubierto en torno a él, por lo que aún son muchos los investigadores que estudian otros aspectos positivos de este hábito, esencial para la conservación de las especies.
Un gran ejemplo es el de Keith Leavitt y su equipo de colaboradores, pues han publicado recientemente en Journal of Management un estudio sobre la influencia de la vida sexual de los seres humanos en su productividad laboral.
Sexo frecuente para trabajar mejor
Estudios anteriores a éste ya han demostrado que la práctica de relaciones sexuales libera sustancias que ayudan a mejorar el estado de ánimo y disminuir el estrés. Sin duda estas dos condiciones son esenciales para un buen desarrollo profesional, por lo que no resulta complicado imaginar lo positivo que puede ser.
Para comprobarlo, estos investigadores llevaron a cabo un estudio consistente en la realización de una serie de encuestas, dos veces al día durante dos semanas, a 159 empleados, todos ellos casados.
Una vez recogidas sus respuestas, comprobaron que aquellos que mantenían sexo habitual con sus parejas tenían un mejor rendimiento laboral en la jornada siguiente y que, además, estos efectos positivos podían mantenerse hasta veinticuatro horas.
Esto puede resultar un fastidio para aquellas personas que no tienen ocasión de mantener este tipo de relaciones de forma habitual, por lo que los investigadores aclaran también que el sexo no es indispensable y que puede bastar con realizar la noche anterior a la jornada laboral cualquier afición que no tenga nada que ver con el trabajo. Esos correos sin contestar puede esperar, la presentación para la charla de la próxima semana puede esperar. La ciencia lo sabe: no hay mejor forma de ser un buen trabajador que olvidarse del trabajo por unas horas. Y si es practicando sexo, pues mejor que mejor.