Hay muchas medicinas que no se venden en las farmacias. Actos como practicar ejercicio, escuchar música o algo tan simple como sonreír han demostrado repetidas veces tener propiedades muy beneficiosas para la salud, tanto física como mental.
Pero si hay que elegir cuál es la actividad saludable favorita de la mayoría de seres humanos sin duda sería el sexo, pues no sólo resulta extremadamente placentero, sino que también aporta un grandísimo número de beneficios, a la par que algún que otro perjuicio. Eso sí, puestos a ponerlos en una balanza, los primeros ganan con creces a los segundos.
Actúa como analgésico
Según Barry Komisaruk, de la Universidad Rutgers, el orgasmo promueve la liberación de una sustancia implicada en el aumento del umbral del dolor, dando lugar a un efecto analgésico que desmonta la típica excusa del dolor de cabeza que algunas personas utilizan cuando quieren evitar encuentros sexuales con sus parejas.
Disminuye la presión arterial
El acto sexual supone un esfuerzo similar a la práctica de ejercicio intenso, por lo que lógicamente la presión arterial puede aumentar notablemente durante el proceso.
Sin embargo, del mismo modo que el deporte finalmente actúa beneficiosamente sobre la salud. De hecho, muchos estudios científicos han demostrado que la práctica regular de sexo promueve una disminución de la presión arterial basal, pudiendo incluso disminuir el riesgo de patologías como el ictus o el infarto.
Refuerza las defensas
Puede que la capacidad de la vitamina C para reforzar las defensas tenga mucho más de mito que de realidad, pero eso no quiere decir que no haya otras formas de evitar los molestos resfriados invernales.
Y según Carl Charnetsky, de la Universidad de Pennsylvania, la práctica regular de sexo es un método infalible para ello.
Para demostrarlo, él y su equipo llevaron a cabo en 2004 un estudio en el que 12 de sus estudiantes participaron como voluntarios, ofreciendo muestras de su saliva y contestando a una serie de preguntas sobre su vida sexual.
A continuación comprobaron los niveles en saliva de un tipo concreto de anticuerpo, llamado inmunoglobulina A y, como cabía esperar, observaron que aquellos que practicaban sexo una o dos veces por semana tenían una cantidad mayor de esta sustancia que los que sólo tenían sexo de forma esporádica.
Reduce el cáncer de próstata
Según un estudio publicado en la revista JAMA, los hombres que eyaculan más de 21 veces al mes tienen menos probabilidad de sufrir cáncer de próstata.
Y ojo, basta con eyacular, así que no hay excusa para los hombres sin pareja.
Mejora el estado de ánimo y disminuye el estrés
Durante el sexo se liberan endorfinas como la dopamina o la serotonina, ambas implicadas en la mejora del estado de ánimo, y además se disminuyen los niveles de cortisol, una hormona que suele elevarse durante las situaciones estresantes, favoreciendo la aparición de sus síntomas característicos.
Por lo tanto, tener relaciones de forma habitual puede ayudar a prevenir trastornos psicológicos tan preocupantes y habituales como la depresión.
Aumenta el riesgo de infección de orina
Aunque las ventajas del sexo superan con creces a las desventajas, no todo es perfecto en relación a las prácticas sexuales.
En el sexo ocasional y con múltiples parejas es importantísimo el uso del preservativo, ya que ayuda a prevenir las temidas enfermedades de transmisión sexual.
Pero ése no es el único perjuicio que puede conllevar el sexo. Un buen ejemplo es el de las infecciones de orina, que pueden darse tanto en hombres como en mujeres, aunque son mucho más comunes en las segundas.
Los casos de mujeres que contraen esta patología inmediatamente después de tener relaciones sexuales son muy frecuentes, por lo que muchas personas las consideran como enfermedades de transmisión sexual.
Sin embargo, no tienen nada que ver, pues en la mayoría de casos son las propias bacterias del tracto genital femenino las que se introducen en las vías urinarias, causando la infección.
Pero sí que es cierto que el sexo puede estar relacionado, ya que durante el coito la uretra se comprime, favoreciendo que las bacterias que se encuentren en ella puedan ascender hacia la vejiga.
Por este motivo, se recomienda lavar los genitales previa y posteriormente a las relaciones, y también orinar justo después, con el fin de favorecer la salida de cualquier bacteria que haya podido quedar en las vías urinarias.
También es recomendable beber mucha agua a diario y no contener la orina mucho tiempo en la vejiga.
Con estas medidas es muy probable prevenir el perjuicio de las infecciones y poder disfrutar de un placer tan saludable como el sexo. Y es que, mientras se haga con cabeza, sobran las razones para practicarlo.