Aunque los alérgicos llevan ya unos días sintiendo sus efectos, la primavera llegó definitivamente este lunes 20 de marzo, a las 11:30 de la mañana aproximadamente.
Con ella la venta de antihistamínicos se dispara en las farmacias, pero también la de otros fármacos, como los complejos vitamínicos o la jalea real.
Y es que son muchas las personas a las que la llegada de esta estación les hace sentir los síntomas característicos de la astenia primaveral, esa patología en torno a la que circulan bastantes mitos y alguna realidad.
No es una enfermedad
Cabe destacar que la astenia como tal, sin apellidos, no es más que un síntoma, que sí que puede considerarse enfermedad si se repite de forma prolongada en el tiempo, dando lugar al síndrome de fatiga crónica.
De forma aislada, se considera como la sensación de fatiga, cansancio y debilidad que algunas personas sienten, ya sea por el padecimiento de alguna enfermedad o por otras causas, como la toma de medicamentos concretos o los cambios de estación.
Por eso, si bien es cierto que la astenia primaveral y la otoñal existen, no deben considerarse como enfermedades, ya que no son más que una serie de síntomas causados por algunas de las características típicas de la llegada de ambos equinoccios, como el cambio horario, las modificaciones en la luz o las fluctuaciones de temperatura.
Síntomas pasajeros
El próximo 26 de marzo tendrá lugar en España el cambio de horario de verano y tocará dormir una hora menos, con todo lo que eso conlleva, no sólo a nivel de la falta de sueño de esas noches, sino también de los cambios de luz que tendrán lugar desde ese momento.
Y es que serán muchas las personas que pasen de levantarse de día a hacerlo sumidos en la oscuridad, algo que no sólo resulta triste, sino que también desajusta bastante el reloj biológico, que rige su funcionamiento por los ciclos de luz-oscuridad.
Estos ciclos controlan acciones tan importantes como los patrones de sueño, la secreción hormonal o la regeneración celular, por lo que el cerebro tendrá que asumir un trabajo extra para adaptarse a las nuevas horas de luz y seguir controlando estas actividades con normalidad.
Además, las temperaturas comienzan a ser más cálidas, cuando aún los armarios siguen llenos de ropa de invierno, por temor a que las lluvias y el frío vuelvan a hacer acto de presencia, por lo que es fácil salir a la calle con frío y terminar sudando, pudiendo contraer los resfriados típicos del "cambio de tiempo".
Todo esto supone muchos cambios para el organismo, que se manifiestan en forma de cansancio, debilidad, irritabilidad y todos esos síntomas característicos de la astenia.
Ninguno de estos signos es preocupante y ni siquiera es necesario acudir a un médico, a no ser que lleguen más allá de este periodo de ajuste y se hagan crónicos.
Ojo con los tratamientos para la astenia
Aunque muchos se lo toman con filosofía y optan por la sabia decisión de esperar a que "pase el chaparrón", también hay quién aprovecha esta época para atiborrarse a complejos vitamínicos y otras "sustancias milagrosas" como la jalea real.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que las vitaminas no deben tomarse sin la prescripción de un médico, especialmente las consideradas como liposolubles, ya que, al no disolverse en agua, no pueden ser excretadas con la orina, pudiendo acumularse y causar toxicidad en el organismo.
Éstas son la vitamina A, la D, la E y la K y, si bien es cierto que son muy beneficiosas y que deben formar parte de cualquier dieta saludable, nunca se deben tomar como suplemento alimenticio si no las ha prescrito un médico previamente.
Otras vitaminas, como la C o las del grupo B, sí que se pueden eliminar en la orina, por lo que las ingestas elevadas no causan toxicidad, aunque tampoco se recomienda hacerlo sin prescripción.
En cuanto a la jalea real, no causa ningún daño al organismo, pero tampoco está demostrado que posea los milagrosos efectos que se le atribuyen.
De hecho, según informes de la EFSA (European Food Safety Authority), no hay evidencias científicas de las propiedades que se le atribuyen en torno al refuerzo del sistema inmune, la vitalidad física e intelectual y otros síntomas característicos de la astenia.
Por lo tanto, lo importante en estos casos es llevar una vida sana, con una dieta adecuada y práctica de ejercicio frecuente; pero, sobre todo, saber aguantar estoicamente los efectos de la llegada de la estación de las flores. Y es que al final todo pasa, incluso los efectos de la primavera.