Hace apenas unos días saltaba la noticia: Ben Affleck había completado su rehabilitación contra la adicción al alcohol, por segunda vez. Y, aunque pueda sonar a "fracaso" por tratarse de un segundo intento -la primera rehabilitación se produjo en 2001 cuando el actor tenía 29 años-, la realidad es que se trata de una situación bastante común entre los adictos al alcohol.
La adicción a una droga es una enfermedad crónica y llena de posibles recaídas. Sólo entre un 20 y un 30% de los usuarios de drogas acaban volviéndose adictos según los estudios, algo que indica que se debe tener cierta predisposición para sufrir una adicción: el 50% de ésta sería genética y la otra mitad, ambiental. Esto, a su vez, implica que tras producirse la adicción a las drogas no sólo es posible, sino que es bastante probable que se produzcan recaídas tanto en el alcohol como en otras drogas. Por ello hay algunos factores a tener en cuenta.
La mayoría de los alcohólicos sufren una recaída
Tras dejar el alcohol, siempre existe un miedo: la recaída. Y, según una revisión publicada en 2001 en el Journal of Studies on Alcohol & Drugs, durante el primer año tras la rehabilitación de la adicción tan solo un 25% de los exadictos son capaces de abstenerse de forma continuada.
Por otro lado, el estudio destierra la idea de que sólo hay dos tipos de adictos -los que se abstienen y los que recaen-, ya que pueden existir muchos puntos intermedios. Lo más típico es que se produzcan progresos sustanciales, incluso en medio de las recaídas en el alcohol. Pueden producirse dichas recaídas y, a su vez, llevar a cabo una recuperación y una reducción progresiva del consumo en comparación a la época del alcoholismo.
A más tiempo sin beber, menos riesgo de recaer
En las adicciones en general, y en el alcohol en particular, se ha podido llegar a la conclusión de que el riesgo de recaída disminuye a medida que se permanece en la sobriedad. Durante los dos primeros años, hasta el 40% de los adictos recaen en el alcohol. Sin embargo, si se permanece sobrio hasta cinco años seguidos, es probable que no se produzca ninguna recaída.
Estrés y guiños al alcohol: señales de recaída
Los factores que pueden provocar una recaída en el alcohol son innumerables, pero existen algunos más comunes y conocidos.
Por ejemplo, el estrés u otras emociones negativas son un factor a tener en cuenta en relación a una recaída. Los estudios recientes sugieren que las áreas cerebrales implicadas en el estrés y la ansiedad se superponen con las áreas responsables de los efectos gratificantes de las drogas. Esto significaría que, tras sufrir alcoholismo crónico u otra adicción a largo plazo, se podrían producir cambios cerebrales aumentando la respuesta de estas personas al estrés, algo que aumentaría a su vez la facilidad para sufrir una recaída.
Por otro lado está la exposición a las "señales del alcohol", como por ejemplos los anuncios de bebidas alcohólicas, estar cerca de una barra de un bar, experimentar presión social para beber o simplemente estar cerca de otras personas que están bebiendo.
La actividad cerebral puede predecir una recaída
La actividad cerebral varía entre una persona sobria, un alcohólico, o un alcohólico que va a experimentar una recaída. Así lo afirma un estudio publicado en 2013 en la revista JAMA, en el cual se demostró que las personas que sufren alcoholismo y muestran elevados niveles de actividad en la llamada corteza prefrontal, tienen hasta ocho veces más probabilidades de sufrir una recaída en los siguientes tres meses que aquellos que muestran una actividad normal en dicha zona.
No se sabe si el aumento de la actividad es una causa o una consecuencia de la recaída en el alcohol, sólo se sabe que se produce. Por otro lado, los investigadores saben que esta zona cerebral se relaciona con la regulación de las emociones y la supresión de los impulsos, por lo que el alcoholismo crónico puede producir cambios en dicha área afectando a esta regulación y provocando las recaídas.
La recaída no es un fracaso
Finalmente, como afirman los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., la adicción es una enfermedad crónica. Y, de la misma forma que sucede en otras enfermedades de este estilo no relacionadas con las drogas, es posible sufrir recaídas sin que esto deba verse como un fracaso.
Es más, según dicha institución, la recaída se debería interpretar como un "reinicio" o un "ajuste" dentro de la enfermedad, o incluso que se necesita o bien reforzar el tratamiento o buscar un tratamiento alternativo. Pero no es el fin del camino.